Valores sociales para tiempos muy difíciles

“Tus valores definen quien eres realmente, de tal manera que tu identidad es la suma de todos ellos”.  Assegid Habtewold 

Estamos sumidos en tiempos difíciles, muy difíciles, inseguros, desconocidos, complicados, muy complicados para casi todos; momentos de turbulencias sanitarias, económicas y sociales. Distintos escenarios sometidos a fuertes vientos para los que hemos de estar suficientemente preparados y equipados si no queremos ser volteados por la corriente del desconcierto y desesperanza.

El árbol debe el crecimiento, tamaño y esplendor, a sus raíces; son ellas las que le proporcionan los nutrientes además de ser las encargadas de mantenerlos rectos, verticales evitando que las inclemencias lo derriben.

Pues bien, aquellas personas con raíces, con principios, con valores adquiridos, estarán así mismo en mejores condiciones y tendrán menos dificultades para superar las adversidades que vengan dadas. De igual modo nuestra civilización sobrevivirá y superará esas mismas adversidades según los valores que aprecie y defienda, unos valores que no se antojan como conceptos abstractos sino cualidades encarnadas en cada uno de los que la conforman y que son comúnmente apreciados.

 Los valores son pues motores que impulsan las virtudes personales para beneficio de los demás; son opciones de vida, parámetros por los que cada cual se mueve y contribuyen a mover al mundo hacia un futuro de manera tan correcta como acertada. Mahatma Gandhi decía de mantener vivos los valores porque ellos son los que se convierten en nuestro destino; los valores son a fin de cuentas virtudes puestas al servicio del bien común. Por tanto ahora lo importante está en convencerse de la necesidad de asumirlos y ponerlos en práctica, valores éticos, económicos, políticos, en suma valores sociales.

Pero otra cosa también es cierta, no todos los valores al igual que las raíces tienen la misma importancia para la vida y futuro del ser humano, los hay someros y tan profundos que sustentan la esencia del ser humano a decir de Benedicto XVI. Cuando el ser humano pretende fundamentar su existencia en base a valores puramente efímeros, accidentales y accesorios está renunciando a una mayor altura y esplendor, a una mayor dimensión como persona quedando en situación de debilidad para soportar los vendavales que tarde o temprano la vida impone.

Como refería al principio el panorama que tenemos delante es sumamente preocupante pero yo me atrevería que esperanzador, digo esperanzador porque es la ocasión de mirarnos más, como ahora hacemos al cruzarnos por la calle intentando saber la identidad de quienes caminan detrás de las mascarillas para saludarlos de una manera efusivamente nueva.

Si todos soñamos con el momento de poder abrazarnos, besarnos, la esperanza está en mantener ese sueño para el resto de los días. Un sueño basado en la empatía, en la justicia equitativa, en la responsabilidad y en la solidaridad, en todos los valores que conforman lo más noble del ser humano. Es por ahí como diría Gandi, donde accederemos al futuro.