domingo, 9 de junio

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Sociedad

Feminismos

Porno y feminismos

El porno y el feminismo tienen una relación problemática. ¿Es posible analizar el porno como una práctica social sin prejuicios? ¿Hay porno feminista y si lo hubiera, qué sería? En este artículo se plantean estas cuestiones.

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Fragmento de una obra de Miguel-Anxo Varela Díaz (2004)

Agustín Mora Palomares.- Habitualmente no se habla de ello, pero está ahí. El porno es uno de los universales sociales además de una industria muy lucrativa y misógina. He tenido muchos debates sobre el porno con colegas, ninguno hemos negado haberlo consumido, y es un asunto que siempre plantea más cuestiones. 

Dejando a un lado los clichés, lo cierto es que la pornografía nos permite explorar filias y fobias individuales, nos permite desarrollar la sexualidad y esto es algo positivo. Descubrir fetiches no es el objetivo de la industria, de acuerdo, pero más de uno habrá sentido curiosidad y, después de pasar un buen rato en solitario, habrá compartido con su(s) pareja(s) las posturas y juegos que actores o amateurs hacían. Es difícil encorsetarlo a una práctica social, pero tomémoslo así, al menos provisionalmente.

¿Por qué el porno es una práctica social? Porque es un rito que llevamos a cabo socialmente, la mediación cultural en las prácticas sexuales articula estímulos y tabúes que restringen el placer. Como práctica es leído en el sistema de relaciones sociales y es un campo de estudio de las mismas, razón por la que los feminismos han prestado atención a ellas.

 

Dónde está el porno y qué es lo porno

En todos los medios materiales de reproducción de imágenes y sonidos.  El porno, aka la pornografía, está en las plataformas de vídeos -es el OnlyFans mismo, la plataforma amateur de la industria-. Está en las sombras de Grey, en las librerías y en las salas de cine que frecuentamos. Está en la escena en la que el Grey de 50 sombras recorre con sus manos la pierna de Anastasia en el ascensor, hasta llegar a su clítoris para introducírselos; está en la escena en la que Grey hace chupar unas bolas chinas a Anastasia para introducírselas en la vagina como parte del atuendo de la fiesta  ¿Es romanticismo, mero erotismo o puro porno?

Ahora bien, el porno está constituido por el medio y el espacio. Es definido por el medio y el espacio y sometido a juicio moral según ello.

Lo porno es el universal. Lo es en la medida en que, por muy contemporáneo que parezca, la reproducción de prácticas sexuales en materiales se ha encontrado en otras sociedades, desde Egipto, como se muestra en el papiro de Turín, hasta la India, como se ve en las pinturas. Nótese cómo en los casos recogidos los varones con pene tienen una actitud dominante, excepto en la de Devéria y Lossow que da el protagonismo a la mujer. 

 

Pinturas indias (India – XVIII aprox)

Archille Devéria (Francia – primera mitad del XIX)

Reconstrucción del papiro de Turín (Egipto - 1279-1213 a.C Heinrich Lossow "El Pecado" (Alemania - ca. 1880)

 

El interés reproductivo y político de las sociedades, el estímulo sexual de artistas y mercaderes y el erotismo que prescribe cómo debe hacerse ha quedado patente, como hoy lo están las páginas de vídeos de sexo explícito.

 

Debate de los feminismos: el porno no es feminista

Los movimientos sociales feministas traen de largo un debate acerca de la posibilidad de existencia del porno como práctica feminista. El dicho de que la jodienda no tiene enmienda para esto también sirve.

De un lado tenemos posiciones que se manifiestan contrarias a la pornografía. En los 80 liderado por la Women Against Pornography, se movilizaron contra la pornografía y la trata de mujeres, cuestiones ambas que este grupo vinculaba y que, a mi juicio, no tienen que ver necesariamente en la actualidad. No es un caso aislado. Otras agrupaciones feministas como la radical WAP y su filial escocesa SWAP han vinculado el porno a la violación y explotación de las mujeres. Las críticas no sólo apuntan en esta corriente a la industria y el tratamiento productivo que hace de los cuerpos femeninos, sino además a la mirada masculinista y falocéntrica del porno.

Las mujeres seremos libres cuando la pornografía para hombres ya no exista (A. Dworkin)

De otro lado, las posiciones favorables al porno desde perspectivas críticas a la deshumanización y contra la explotación sexual, sostienen que la pornografía es un espacio de creación y exploración del placer y el deseo, por lo que tienen cabida prácticas marginales como el BDSM en condiciones éticas. La respuesta aquí no pasa por la abolición del porno, sino por la creación de alternativas pornográficas que compitan con las misóginas. 

Cualquiera que esté dispuesto a usar los cuerpos de las mujeres como materia prima para obtener ganancias no tiene derecho a llamarse feminista (Gail Dines)

El problema va más allá del uso de cuerpos para ganancias, el enfoque no tendría que quedarse ahí. Puede haber (¡y hay!) mujeres que considerándose feministas hacen porno. Un análisis de las prácticas y las condiciones enfocaría mejor la cuestión. 

Tomábamos al comienzo de premisa el porno como una práctica, debe añadirse que los planteamientos actuales que vinculan las prácticas sexuales disidentes con la representación audiovisual orientada al activismo político es el posporno y por tanto, no debe confundirse con la categoría “porno feminista”.  

El problema que he identificado con los actores porno, y esto no se limita a un asunto de género, es que los han condicionado a follar de manera particular, lo que yo llamo el "sexo pornográfico". Parece mecánico y distante, sin expresiones faciales, con gemidos falsos y exagerados. Como resultado parecen un par de siameses conectados por sus genitales (Nica Noelle en entrevista de Vice)

El porno que se hace desde una mirada masculinista y falocéntrica, el que se consume mayoritariamente, se reproduce en contenidos destinados al público no heterosexual. Esto también plantea cómo abordar el placer y la eroticidad individual teniendo en cuenta la orientación sexual y la atracción. Una mirada solo heterosexual a esta cuestión es verlo con un ojo nada más. Son precisamente los colectivos LGTB y Queer quienes llevan más recorrido en esta cuestión, es necesario darles voz. 

 

El pornofeminismo de Taormino y los Porn Awards feministas

Tristan Taormino, educadora social, activista y escritora de ensayos sobre las relaciones sexo-afectivas, propone definir el porno feminista como aquel que se produce manera justa, es decir, que a los artistas se les pague un salario razonable y aquel en el que se los trata con cuidado y estima; producciones audiovisuales en las que su aprobación, seguridad y bienestar son vitales.

Entiende que los materiales porno feministas amplían las ideas sobre el deseo, la belleza, la satisfacción y el poder a través de representaciones no convencionales, estética y estilos audiovisuales. El objetivo general del porno feminista es, por tanto, empoderar a quienes lo producen y excitar a quienes lo ven

Ahora, aplicado a la industria. Como otras producciones culturales, las pornográficas cuentan con sus propios premios, los “Feminist Porn Awards”, que se celebran en EEUU.  La declaración del comité de los premios asegura que en las producciones que consideran porno-feministas actores y actrices tienen un trato de respeto, el salario es justo y las condiciones de trabajo éticas, además, se les da poder en su trabajo. Las personas que dirigen colaboran e incorporan los propios deseos y fantasías sexuales de quienes intervienen. Pero lo más relevante es que expande los límites de la representación sexual en el cine y desafía los estereotipos, especialmente de las mujeres y las comunidades no normativas. Son materiales en los que el placer realista se representa.

Una de las premiadas como mejor película del año ha sido Marriage 2.0, en la edición de 2015, donde la protagonista se encuentra en una relación no monógama, y que cuenta con una versión “light”. Eso sí, la versión no explícita está clasificada ya en el género romántico, no en el pornográfico, como las 50 sombras.