viernes, 19 de abril

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Sociedad

Más de 50 senderistas conocieron el paisaje y enclaves únicos de Despeñaperros

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Más de 50 senderistas de Almodóvar del Campo compartieron ayer la bella ruta de doce kilómetros por distintos parajes de Despeñaperros, organizada por las concejalías de Deportes y Turismo del Ayuntamiento y dirigida por guías de Madrona Activa.

“Ha sido una gran experiencia en esta nueva etapa de rutas que queremos ofrecer a nuestros vecinos”, apuntaba el concejal de Deportes, José Carlos Soler, quien daba las gracias a los guías que han trazado el itinerario y han ilustrado sobre sus atractivos.

El punto de partida, tras la llegada de los excursionistas en autobús, fue la antigua carretera N-IV de paso entre Andalucía y la provincia de Ciudad Real, en los jardines de Despeñaperros para tomar un café en unos de los restaurantes más populares del lugar.

Allí encontraron además unas pequeñas fuentes que manan agua de la sierra y que es punto de encuentro para muchos, iniciando la ruta por el castañar de Valdeazores, un valle en plena sierra abrupta.

En este enclave, los caminantes encontraron especies de plantas endémicas de toda la zona, cuyo nombre proviene de un castañar que también encontraron en la mitad de este trayecto, hasta dar luego con un cruce de caminos.

De ahí tomaron itinerario haca el castillo de Castro Ferral, uno de los lugares más importantes en la famosa Batalla de las Navas de Tolosa, en la cual los cristianos vencen a los musulmanes y los empujan hacia el sur de la Península.

Este castillo, o sus ruinas que es lo que queda hoy en día de él, estaba en posesión musulmana y, al conocer que se acercaba el ejercicio cristiano, fue abandonado y ocupado por estos mismos.

Desde tan histórico enclave se puede otear una gran panorámica del campo de batalla, el conocido como ‘Llano de las Américas’ y los lugares por los que pasaron los combatientes, como el puerto del Muradal y La Mesa del Rey.

Siguiendo ruta en sentido descendente al castillo, los senderistas se dirigieron hacia las Correderas, pudiendo observar lugares como el Barranco de la Niebla y la Cueva de los Muñecos, mientras se introducían en un bosque mediterráneo con abundantes pinos.

Al finalizar la ruta, todos pararon a comer en otro de los restaurantes de la antigua carretera N-IV, el Mesón de Despeñaperros, desde este se pudo admirar una gran panorámica de parte del parque y lugares que se visitaron previamente en la andadura.

Para rematar, tras la comida se visitaba el mayor emblema de Despeñaperros, su famoso mirador, en el que pudieron observar el Monumento de Los Órganos que está compuesto por unas grandes crestas de caliza con forma de tubos de órgano.