jueves, 25 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Opinión

Contribución del cine a la percepción de la transexualidad

Por Aurea L. Lamela, psiquiatra

Imprimir noticia

Foto: Eddie Redmayne en La chica danesa

Los mensajes implícitos en la ficción configuran parte de nuestras creencias. Muchas veces se limitan a manifestar un consenso que ya está ahí, y en otros casos se adelantan a su tiempo y van varios pasos más allá de la perspectiva de lo que socialmente se está percibiendo. Para revisar la percepción social de hoy del transgénero, voy a intentar responder a la pregunta ¿qué mensaje nos transmite el cine en general sobre la transexualidad?

Algo con lo que nuestra cultura insistió machaconamente ha sido con establecer relaciones rígidas entre identidad de género, orientación sexual y rol sexual. Si eres hombre te tienen que gustar las mujeres y asumir los dictados del papel masculino que corresponda. Si eres mujer te tienen que gustar los hombres y jugar el papel del estereotipo femenino dictado. Por tanto el mandato cultural establecía una ligazón rígida entre un tipo de identidad sexual y un tipo de orientación sexual. Del mismo modo que establecía y establece (aunque menos) unos roles masculino y femenino muy estereotipados.

Pero la identidad sexual es la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a su propio género, que podría o no coincidir con sus atributos biológicos. En cambio, la orientación sexual tiene que ver con el sexo de las personas por las que se siente atracción sexual. Y hay personas que no se sienten del sexo con el que han nacido ni del género con el que los han criado.

Lo que cuenta la ficción, el cine, surge desde unas directrices o plantillas culturales. Esas disposiciones o prescripciones culturales se empezaron a tambalear con determinados retos, ya existentes en la vida real, que los avances sociales permitieron manifestar, y de los que el cine se hace eco.

Son muchísimas las películas (Boys don´t cry, Transamerica, La chica danesa, Juego de lágrimas, Desayuno en Plutón, Todo sobre mi madre) y los puntos de vista, pero casi todas coinciden en un mensaje positivo de aceptación. Y eso es una contribución fundamental del cine a la sociedad. De todas formas, generalizando, podemos señalar dos tipos de argumentos o forma de presentar el transgénero en el cine. Por un lado predomina poner de manifiesto la reacción negativa desproporcionada de la sociedad tradicional ante los casos conocidos; por otro lado nos cuenta el sufrimiento que ocasiona sentirse del sexo contrario al que le han asignado

En Boys don't cry, basado en hechos reales, el trans varón es asesinado por su grupo de iguales-varones al descubrir que era una mujer disfrazada.

En Transamerica una mujer transexual, Sabrina, decide operarse ya mayor, cuando tenía media vida hecha. Unos días antes de operarse del cambio de sexo recibe una llamada en la que le comunican que un joven de 17 años que está detenido es su hijo. El dilema de la mujer transexual que ha sido padre se trata también en algunas películas de Almodovar y en la serie de televisión Transparent.

Por tanto, sobresalen en el cine dos formas de analizar la transexualidad: como se vive socialmente y como lo vive el transexual.

Por otra parte es destacable el hecho de que hay más películas sobre mujeres trans que sobre hombres trans, y el perfil de unos y otros también difiere. Porque aunque haya un mensaje general de aceptación, también hay una tendencia a presentar a la trans mujer como una mujer estropeada por la vida, o de loca desquiciada; en las de hombres trans hay mayor diversidad, aunque se tienden a presentar más que como trans como mujeres que tienen que hacerse pasar por hombres para lograr alguna ventaja (El secreto de Albert Nobbs, La reina Cristina de Suecia, Yentl). Parece que también en el cine es más fácil denigrar a la figura femenina.

Los transgénero sienten que no pertenecen a las categorías de género asignados a hombres y mujeres. A lo largo de la historia hubo hombres que vivieron como mujeres y viceversa, lo que determinaba su auto-aceptación era el reconocimiento social del sexo con el que se identificaban.

Actualmente algunos niegan el binarismo de género y se pretende que se añada una categoría de tercer género.

Una de las grandes paradojas de la transexualidad es que si bien, en principio, la solución perfecta sería la conversión secreta y completa al otro sexo, y ser una mujer más o un hombre más, en la práctica ha pasado a ser una identidad en si misma: la de transexual.

Convendría no olvidar que en cada persona hay variadas y múltiples identidades. Cuando una de ellas predomina anulando todas las demás, tenemos un problema.

Tal vez las próximas películas de transexualidad deberían abordar este problema e incluir este punto de vista. Después de todo, como dice el personaje de Agrado en Todo sobre mi madre: “uno es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó de sí misma”.