jueves, 18 de abril

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Opinión

"Día internacional para la erradicación de la pobreza"

Artículo de opinión de la Comisión Ejecutiva Local de la Agrupación Socialista de Ciudad Real en referencia al Día Internacional para la erradicación de la pobreza

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El  17 de octubre se celebra el día internacional para la erradicación de la pobreza. Su propósito es concienciar a la sociedad para combatir las causas que la generan y evitar sus consecuencias. De los 365 días del año, 150 están marcados por las Naciones Unidas para un fin determinado. Tantas fechas señaladas en el calendario indican que aún existen muchos asuntos pendientes de solución y que nos afectan a todos en una u otra medida. Tantas marcas rojas en el calendario no nos deben cauterizar el ánimo ni poner una pátina impermeable de hipocresía o banalidad  sobre la piel. La erradicación de la pobreza es uno de los mayores retos globales con los que  se enfrenta actualmente el mundo.

La pobreza, además de estar  relacionada con la situación económica, es, asimismo,  un fenómeno multidimensional que comprende la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad.

La pobreza es una situación universal - en nuestro país, las estadísticas dicen que una de cada cinco personas está en riesgo de padecerla; unos 800 millones de personas en el mundo viven bajo este régimen - lo cual ni nos exime de nuestras responsabilidades para erradicarla, ni justifica su existencia. De acuerdo con el Plan de inclusión Municipal, el 9,8% de nuestros convecinos está en una situación de carencia material severa. Existen barrios donde la incapacidad para asumir gastos imprevistos se extiende a la mitad de los hogares.

Vivimos una época caracterizada por un nivel de desarrollo económico sin precedentes, pero seguimos sin aprender la lección que nos permita solucionar las contradicciones de un capitalismo descarnado e irreverente que se ha hecho más fuerte tras la última crisis: el pobre es más pobre y el rico más rico. El trabajo ya no es un antídoto a causa de la precariedad. El crecimiento económico debe ser inclusivo. La vida humana es riqueza.

La pobreza implica ser más vulnerable. Existen muchos tipos de pobreza, individual, colectiva, permanente, temporal, absoluta o relativa. Y lo más execrable son sus consecuencias,  en tanto y en cuanto impiden que las personas que la sufren se realicen como tales. Y cuando esto ocurre el cuerpo social se resiente. Lo que denigra a otras personas nos denigra a todos.

Todo avance social implica una distribución uniforme de la riqueza, donde esté incluido el mérito, la capacidad, el trabajo, la voluntad y el deseo de prosperar. Toda sociedad ha de llegar a un punto donde estén garantizados aquellos aspectos que consideramos fundamentales: el trabajo, la vivienda, la educación, la sanidad, la libertad de expresión y el ocio. Todo ello debe primar por encima de cualquier bandería política.

Erradicar la pobreza y las consecuencias que conlleva  es trabajar para una sociedad mejor y colocar a las personas en el centro del desarrollo inclusivo; significa evitar la humillación y la exclusión; representa  construir un futuro sostenible donde se ponga fin a la discriminación.

Nuestra fuerza está en el Estado y los gobiernos que lo dirigen, de ahí la obligación de elegir bien entre el conjunto de alternativas. Erradicar la pobreza debe ser un compromiso irrenunciable por parte de los estados y de los organismos internacionales. La redistribución socialmente justa no sólo es entendida como la transferencia entre personas, también como la aplicación adecuada  de los recursos generales disponibles. Y debemos empezar por lo más cercano.

Con la llegada del Partido Socialista al gobierno municipal en 2015 se trabajó en la gestación de un Plan de Inclusión Social a fin de detectar las necesidades en la ciudad, desarrollándose una serie de líneas de actuación en colaboración con la Diputación y Junta, que ha llevado a multiplicar por tres la partida presupuestaria en esta área en los tres años de gobierno socialista. En este tiempo se ha potenciado la acción social, dotando a la concejalía pertinente de los recursos económicos necesarios, alcanzando los novecientos mil euros; porque, como prometió Pilar Zamora, las personas son lo primero.