viernes, 26 de abril

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Opinión

Sentimientos

Por Fermín Gassol Peco

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“Los sentimientos no los elegimos se nos vienen, se crían como la maleza que nadie planta y que inunda la tierra”. Emilia Pardo Bazán.

Si algo puede definir de una manera profunda, muy profunda a una persona son sus sentimientos. Los sentimientos son como la expresión de aquello que se cuece en las entrañas y que las distintas experiencias y avatares de la vida hacen aflorar y crecer de manera espontánea, escapando al control de la inteligencia y voluntad.

Parece evidente que al referirse a los sentimientos como maleza, como yerba de origen y nombre desconocido, la imprescindible escritora naturalista coruñesa no pretendió hacerlo desde una perspectiva moral o ética, siquiera física, sino como fuerza incontrolada conque surgen en el seno de nuestro siquismo más primitivo y radical. Y es que los sentimientos aparecen como las respuestas más instintivas que el ser humano proporciona, tanto ante los imprevistos de la vida como al permanente posicionamiento que toma como su filosofía más vital.

Si nos preguntarán porqué “somos así” porqué nos comportamos, porqué reaccionamos de una determinada manera…tendríamos que responder con un escéptico encogimiento de hombros: no lo sé y además no sé cómo evitarlo…en caso de disentir con ello.

Sentimientos de odio y de venganza, de irascibilidad e irritabilidad ante lo que acontece, presenciamos y nos afecta…o al contrario, de bondad, comprensión tolerancia o afirmación. Todo o casi todo depende de no entendemos qué, de algo que no sabemos ni como se llama.

Cierto es que la vida nos va domando…o haciendo más salvajes en la expresión de los sentimientos. Quizá sea debido al grado de triunfo o de fracaso con que pasamos por ella…o al nivel de conflictos a los que hemos de hacer frente.

Además, no todos los sentimientos residen en los mismos lugares de nuestras conciencias. Existen aquellos de andar por casa, los cotidianos con que afrontamos las circunstancias del día a día, ante todo en nuestra relación con los demás, quizá con nosotros mismos.

Sin embargo hay dos que están anclados en lo más profundo de nuestro ser: Los sentimientos políticos y religiosos, aquellos que afectan a la totalidad de nuestra edificación más emotiva; sobre todo los segundos por ser los que interesan a nuestra faceta más íntima y esperanzadora, también la más peligrosa a la hora de ejercitarla, ser criticada o contestada. (Podría hacer referencia también de una manera festiva, ahora que estamos inmersos en la copa de Europa de selecciones a los deportivos, cuestión socio-patriótica admirable y no menor).

Se podría decir en fin, que los sentimientos son como bombas incontroladas de emociones que en la mayoría de las ocasiones, por distintas circunstancias activamos sin querer, explotando muy a menudo dentro de nosotros mismos.