miercoles, 24 de abril

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Opinión

La boca no forma parte del sistema público de salud de España

Artículo de opinión de Emilio Nieto López, Primer Decano de la Facultad de Educación UCLM

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La odontología es una de las ciencias de la salud, cuyo objetivo principal consiste en el diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades del aparato estomatognático, tales como los problemas dentales, las enfermedades de las encías, los tratamientos del tejido periodontal, los posibles deterioros o malformaciones de los maxilares superiores e inferiores así como todo lo relacionado con la articulación temporal-mandibular.

La palabra odontólogo proviene del griego ODONT (O) y su significado alude directamente al profesional que trata de dar solución a todas las enfermedades relacionadas con la odontología como pueden ser: Las caries dentales, las moloclusiones y las enfermedades periodontales. Se ha hecho popular la palabra dentista que proviene del latín DENTS, DENTIS para nominar al profesional que fundamentalmente se encarga de solucionar todos los problemas relacionados con la dentadura de los pacientes.

Nadie pone en duda que la boca es uno de los elementos más importantes de acceso al cuerpo humano y también es el más significativo para la entrada de gérmenes nocivos para la salud. Pero aparte de los problemas de acceso de gérmenes deberíamos tener muy en consideración que la boca es el órgano encargado de triturar todos los alimentos necesarios para poder vivir y esta función está encargada a unos huesos duros, (en número de 32 en personas adultas) recubiertos de esmalte en su parte externa superior que trituran los alimentos y ayudan a vocalizar perfectamente nuestra lengua de comunicación, así como la función respiratoria.

José Manuel Freire, portavoz de Sanidad en la Asamblea de Madrid dice: Es muy impropio de un país como España que la boca no sea parte de la salud de los ciudadanos. Siguiendo con este tema la Sociedad Española de Epidemiología y Salud Pública indica que la enfermedad prevalente en el ser humano, son las caries dentales y que no tienen amparo en el sistema público de salud salvo para los niños y sólo parcialmente. Se excluyen explícitamente los implantes, extracciones de dientes sanos, las ortodoncias y tratamientos estéticos. Así pues la atención que el Sistema Nacional de Salud ofrece a los dientes en España es parcial y desigual. Es evidente que la extracción de dientes sanos para implantar otros más bellos, o los tratamientos estéticos deberían estar fuera de la atención del Sistema de Salud Público, pero las caries, las extracciones de dientes enfermos y su implantación así como las correspondientes ortodoncias deberían estar insertas en el Sistema de Salud Público.

No se trata de que en España no haya especialistas en este ramo ya que según indica el Consejo de Dentistas en España hay una bolsa gigante de profesionales que casi triplica las necesidades posibles tal como señala la Organización Mundial de la Salud al sobrepasar en mucho la cifra de un especialista por tres mil quinientos ciudadanos. España es un gran exportador de profesionales odontólogos pero lo es porque aquí no encuentran desarrollo a su actividad.

Los Presupuestos Nacionales en Sanidad se elevan a más de 4.251 millón de euros un 3,9% más que el montante económico del año 2017 aproximándose a la cantidad invertida en el año 2010 que se elevó a los 5.015 millones. Gastamos el 9% del PIB en sanidad mientras que Suecia que es la nación que más invierte en sanidad se aproxima al 11,9%, eso sí la sanidad sueca es una de las mejores del mundo en calidad y también en coste para el ciudadano. Deberíamos tener en consideración que según el informe publicado por la revista The Lancet, la sanidad española ha mejorado muchísimo en estos veinticinco últimos años, alcanzando el número octavo en el ranquin internacional y a pesar de esto la satisfacción que tenemos los españoles de nuestra sanidad es de un 44% frente a Bélgica que sobrepasa el 67%.

Los dos sistemas de financiación de los servicios sanitarios más importantes que existen en Europa los podríamos agrupar en dos: 1.- Servicios Nacionales de Salud (Modelo Beveridge), controlado por el gobierno y financiado por los presupuestos nacionales; en este sistema se encuentra España, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Italia, Portugal, Reino Unido Suecia, entre otros. 2.-Sistemas de Seguros Sociales Sanitarios (modelo Bismark) organizado en tono a una especie de mutuas no gubernamentales de carácter obligatorio y financiado por las cuotas de empresarios y trabajadores; poseen este sistema sanitario Alemania, Austria, Bélgica Francia, Grecia, Luxemburgo, Países Bajos entre otros. Pues bien entre ambos sistemas no hay grandes diferencias en cuanto a la calidad de los sistemas sanitarios por lo que, en la práctica da igual un sistema que otro, lo importante es el resultado para los ciudadanos y su satisfacción personal.

Parece que es cierto que nuestro sistema de salud ha dado un salto de gigante a nivel social a pesar de no lograr satisfacer ni siquiera a la mitad de los usuarios debido, entre otras muchas cosas a graves carencias como pueden ser: enfermedades bucales, mala gestión, lucha entre lo público y lo privado, listas de espera, largas colas en las visitas a los especialistas, camas en los pasillos, grandes desigualdades regionales, y un largo etcétera que no es menester señalar en estos breves apuntes. Pues bien si estamos de acuerdo que la enfermedad más prevalente en el ser humano son las caries y que éstas no tienen cobertura en el sistema público de salud, deberíamos modificar este aspecto y tratar de arreglarlo.

El sistema público sanitario no puede permitir que las caries, los implantes, las ortodoncias salgan del sistema y vayan directamente a parar a la proliferación de clínicas privadas para que solucionen este gravísimo problema social. El presidente del Consejo General de Dentistas de España, Oscar Castro decía: Se ha aplicado un negocio ultraliberal para la potenciación de las cadenas que prestan este servicio al ciudadano en España. En definitiva es lo público lo que empuja al ciudadano necesitado a ponerse en manos de las clínicas dentales privadas que, en muchos casos, abusan de su estatus privilegiado

No parece de recibo que en el siglo XXI los poderes públicos sigan permitiendo que estas anomalías del sistema sigan produciéndose. No podemos quedarnos con las manos caídas ante este problema, después de haber contribuido con nuestro trabajo a enriquecer las arcas públicas, y que las autoridades sanitarias no den la cara por las personas que necesitan empastes, implantaciones, ortodoncias y tengan que recurrir a clínicas privadas para que, por un alto coste que la mayoría de las veces no pueden pagar, solucionar individualmente su problema.

La boca es el órgano fundamental por el que entran al organismo muchas de las actuales enfermedades y si además no está en perfectas condiciones debido a las caries o a la falta de dientes o muelas y a las posibles infecciones provocadas por estos elementos, el mal se agrava y después los gastos de salud pública se acrecientan porque aparecerán otras enfermedades debidas a la falta de salud bucal. Dejemos de luchar contra los ricos, los bancos, las grandes empresas de este país y apostemos decididamente por introducir en el sistema de salud pública estas peticiones que la mayoría de los ciudadanos solicitan a gritos. Establezcamos unos parámetros normales en los materiales a implantar para que todos los ciudadanos puedan usarlos y si alguno desea algo mejor que acuda a la clínica de turno y solucione su problema. No es de recibo abandonar al ciudadano y obligarle a que acuda a una clínica privada para solucionar un problema de ámbito nacional y prácticamente generalizado cuando, por activa y por pasiva, se oyen propuestas de apoyo a lo público, tanto en sanidad como en educación.

Este es un problema del sistema nacional de salud que debe ser solucionado por el gobierno de turno si quiere que la sanidad española siga siendo pública; de lo contrario pensaremos que una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo porque con la palabra en todos los actos se potencia lo público pero con las acciones nos obligan a ponernos en manos de las clínicas privadas.