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Figurinista, diseñadora y presidenta de la Academia del Cine Español (en recuerdo a Yvonne Blake)

Por José Luis Vázquez

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Foto: lavanguardia.com

Su nombre podía delatar que era francesa, pero en realidad era inglesa, de Manchester, aunque acabaría siendo española, bueno española y británica, que no es cuestión renegar de los orígenes.

Fue la mejor figurinista, o diseñadora de vestuario que tal vez sea aún más preciso, del cine autóctono y una de las más grandes de la historia. Llegaría a obtener un más que merecido Óscar por una de aquellas superproducciones que los norteamericanos rodaron a mansalva por estos lares durante la década de los 60 y a comienzos de los 70.

NICOLÁS Y ALEJANDRA tal fue la misma. Trataba, trata, como su título indica, sobre los amores del último zar de Rusia y la zarina, sobre sus últimos años, hasta el fin de sus días, justo cuando se acabaría imponiendo la revolución y cuando a toda la familia harían trizas los bolcheviques. Fue dirigida por Franklin J. Schaffner, el de EL PLANETA DE LOS SIMIOS o PATTON, rodada también ésta última en estribaciones madrileñas y segovianas.

Yvonne concibió un vestuario suntuoso, primoroso. Se entregaría en cuerpo, alma y talentazo, como siempre lo haría a lo largo de su carrera. Ella fue igualmente quien vestiría –no todas iban a ser figuras del pasado- al Superman más famoso y malogrado, al encarnado por Christopher Reeve.

Su primer trabajo para la industria había sido en 1966, otra producción estadounidense rodada en Israel, LA VENUS DE LA IRA, recubriendo ni más ni menos que a la mismísima y rutilante Sophia Loren.

De allí pasó casi sin continuidad a imaginar los ropajes futuristas, pero muy reales en el fondo, de aquella cuasi profética película de François Truffaut, basada en la espléndida novela de Ray Bradbury, FAHRENHEIT 451.

Y ya a partir de ahí su carrera resultaría meteórica, imparable. Primero vivió una etapa inglesa/USA de la que destaco un trabajo memorable para una película muy especial para mí –de mi top ten-, EL ÚLTIMO VALLE, lo mejor que se ha filmado sobre la Guerra de los Treinta Años y sobre la razón como martillo tantas veces lamentablemente errado contra la intolerancia.

Inmediatamente llegó su primera etapa en nuestro país, con títulos como DUFFY EL ÚNICO de Robert Parrish y el raro y desconocido western A TALENT FOR LOVING (dirigía el gran Richard Quine y lo protagonizaban Richard Widmark, Topol y Geneviève Page), nada relevante como tal, pero fundamental en su vida. Allí conocería al que sería su marido, el segundo ayudante de dirección Gil Carretero.

Se sucederían otros proyectos destacados, pero el más importante tras la concesión de la estatuilla dorada sería sin duda JESUCRISTO SUPERSTAR. De ahí pasaría a LOS TRES MOSQUETEROS en la versión alargada e irónica de Richard Lester, la maravillosa ROBIN HOOD con unos maduritos Connery y Hepburn embutidos en la piel de unos otoñales Robin Hood y su amada Marian, la citada SUPERMAN y otros varios trabajos más.

Acabaría asentándose en suelo español, pero siempre alternando trabajos para las grandes “majors”. La relación de grandísimos directores es extensa, aparte de los ya citados Milos Forman, John Sturges, Paul Verhoeven, Mark Rydell, Richard Donner o Peter Bogdanovich. Aquí dos directores serían los principales destinatarios de su magnífico hacer, Gonzalo Suárez (DON JUAN EN LOS INFIERNOS) y Vicente Aranda (CARMEN).

Llegó a obtener cuatro Goyas. Por REMANDO AL VIENTO, CANCIÓN DE CUNA, CARMEN y EL PUENTE DE SAN LUIS REY.

En 2012 fue reconocida con el Premio Nacional de Cinematografía. Y en 2016 asumió las funciones de presidenta de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, cargo que acabaría ratificando hasta que en enero de este año sufrió un ictus, siendo sustituida por Mariano Barroso… hasta que, definitivamente, nos ha dejado este martes 17 de junio de 2018.

Descanse en paz.