Opinión
03/12/2019
Desde 1992, el 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una de las efemérides internacionales más significativa. Este año ha tomado el lema ‘Participación y el liderazgo de las personas con discapacidad: Agenda de Desarrollo 2030’, recordando el compromiso de “no dejar a nadie atrás” al considerar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) transversales en relación con las personas con discapacidad.
Junto a lo anterior, se pone el acento en dos instrumentos adicionales adoptados en julio y junio de este año respectivamente, como son la ‘Estrategia de las Naciones Unidas para la inclusión de la discapacidad’, dirigida a reforzar el trabajo de las organizaciones de las Naciones Unidas a favor del desarrollo de los derechos humanos de las personas con discapacidad; y la primera resolución del Consejo de Seguridad dedicada a la protección de las personas con discapacidad en los conflictos armados. Esta histórica resolución manifiesta el compromiso político para la integración de la discapacidad, incluida la paz y la seguridad.
Ya en 1992, la ONU indicaba que “las personas con discapacidad son la minoría más amplia en el mundo, y suelen tener más dificultades que otros colectivos en todos los niveles, sobre todo en el acceso a la educación, al mercado laboral y dificultades económicas”.
A los condicionantes económicos, tenemos que añadir la permanencia de estereotipos negativos en torno a la discapacidad que, afortunadamente, vamos superando. Estos estereotipos tienen un origen: el desconocimiento. La ignorancia es la mayor de las barreras que tenemos que romper para lograr entender las dificultades por las que pasan las personas con discapacidad y sus familias.
Está demostrado que, superadas las barreras, removidos los obstáculos, las personas con discapacidad son personas que pueden colaborar activa y productivamente en la sociedad. Su aporte es innegable, en todas las esferas de la vida.
La misión que tenemos en Castilla-La Mancha, el conjunto de la sociedad, con su Gobierno a la cabeza, es superar esas barreras y construir una sociedad inclusiva. Está sobradamente acreditado el compromiso del Ejecutivo regional con las personas con discapacidad, con sus familias, con el movimiento asociativo que las representa.
A lo largo de estos últimos años hemos avanzado de manera muy importante en algunos aspectos. Por ejemplo, en el marco institucional para la aplicación de la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, con la imprescindible Ley de Protección y Apoyo Garantizado para las Personas con Discapacidad, que reconoce que la persona con discapacidad tiene autonomía, independencia y libertad para tomar sus propias decisiones y la Ley de Acceso al Entorno de las personas con discapacidad acompañadas por perros de asistencia.
En desarrollo y aplicación de la Ley de Protección y Apoyo, hemos logrado que Castilla-La Mancha sea un referente en atención residencial a personas con discapacidad en el modelo de viviendas normalizadas, con acceso a los servicios comunitarios.
En Castilla-La Mancha hay 130.000 personas con grado de discapacidad igual o superior al 33%, que tienen acceso a recursos y servicios que pone a su disposición el Gobierno de Castilla-La Mancha para hacer más fácil su vida, y a los que pueden acceder a lo largo de todo su ciclo vital, desde el nacimiento hasta su envejecimiento.
Romper barreras, generar apoyos, construir inclusión. Esa es la misión a la que nos enfrentamos, pero no lo hacemos solos, contamos con el movimiento asociativo y los profesionales, con las familias, con el impulso de las propias personas con discapacidad, protagonistas de su vida, capitanes de su barco, en el que el Gobierno les acompaña y apoya para que la travesía conduzca hacia un mayor bienestar.
Emiliano García-Page Sánchez, presidente Castilla-La Mancha
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