¿Qué estamos haciendo mal?: un movimiento estudiantil congelado

Extraña constatar que; en una ciudad universitaria, con todas sus letras, como es Ciudad Real, no se sucedan eventos propios de la vida estudiantil que sí se observan en las facultades de prácticamente todas las capitales de provincias del Estado: asambleas, puntos informativos, pancartas, repartos de octavillas, etc. En resumidas cuentas: agitación. Algo tan propio de la jovialidad como la rebeldía no queda visible en una localidad que tiene todo lo que debe de tener una ciudad del tamaño de la nuestra. Los estudiantes aquí son quietos, no sólo en la UCLM, sino que en enseñanzas medias (ESO, Bachillerato, Ciclos de FP…), tampoco se observa la existencia de organización entre el estudiantado, mucho menos aún al nivel de ciudades que no quedan tan lejos como Granada.

¿Significa esto que los jóvenes han dejado de tener ideas? ¿Han perdido conciencia de su importancia? No, realmente, no. Diariamente se observan grandes cantidades de opiniones políticas distintas entre los estudiantes, que han perdido el temor a expresarlas gracias a las redes sociales. La inmensa mayoría, críticas con el futuro inexacto que les aguarda al terminar de cursar sus graduados universitarios o, bueno, también están aquellos que sienten que han tenido que escoger demasiado pronto en Bachillerato.

El problema realmente nace de una mala canalización de esta energía y de este descontento. A Ciudad Real no llegan las noticias del sindicalismo estudiantil, que, sin embargo, sí cuenta con actividad en Toledo o Albacete. No se sabe exactamente a qué se debe esto, pero en Ciudad Real la política se vive desde el desinterés general y la juventud se ve cada día más asomada a un abismo de precariedad al que no comprenden cómo pueden plantar cara. Es importante que los partidos más preocupados por los temas sociales de interés para las generaciones futuras se acerquen de nuevo a las calles, que la universidad sea un altavoz de debate y de expresión de ideas; puesto que toda su comunidad educativa tendrá siempre algo que decir, por estadística. Es muy importante volver a organizar a la juventud, porque las injusticias se seguirán sucediendo, pero, desde el silencio, serán mayores y más dolorosas.

Recientemente convocó el Sindicato de Estudiantes una huelga estudiantil, una huelga que, a mi juicio de persona que trae años tratando de mantener el movimiento estudiantil con algo de actividad, es una huelga irresponsable, innecesaria y que sólo busca reafirmar intereses del propio sindicato, que se halla en un declive constante de miembros e ideas. Con un seguimiento medio en institutos, la ausencia de miembros en Ciudad Real de este sindicato (la convocatoria era estatal, se podía seguir desde cualquier parte de España sin necesidad de presencia sindical), dejó ausencias en las aulas sin una concentración para expresar las ideas que habían impulsado a la misma: una petición de alto el fuego en Gaza, enarbolando la bandera de la solidaridad con el pueblo palestino.

Tras ello, han aparecido pegatinas de otro sindicato: el Frente de Estudiantes. Supongo que nos veremos sorprendidos con algún nuevo acto que haga visibles a estos jóvenes que empiezan a edificar de nuevo un movimiento organizado en Ciudad Real.

Es cierto que esta desaparición sistemática de organizaciones juveniles ha venido potenciada por la pandemia, que mermó la capacidad de movilización de cualquier tipo de organización de manera notable, además, con los años, los antiguos integrantes de organizaciones juveniles han tenido que ir abandonando la ciudad para trabajar o estudiar fuera; pero el punto de desmovilización total es algo que jamás se concebiría como factible en un lugar donde la cantidad de estudiantes no deja de crecer. Hay que realizar una profunda reflexión acerca de los pasos que se deben seguir para restaurar un movimiento estable y funcional, Ciudad Real no puede quedarse atrás en esta materia.

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