Lo del título de NERVE es a propósito de la denominación de una de esas aplicaciones de juegos ´on line´ llevados al límite de lo bestia, rayando la ciencia-ficción vamos, aunque dado lo deprisa que van los tiempos cada vez parece menos disparatado… o está a punto de hacerse realidad. Esto de los jueguecitos les doy mi palabra de caballero norteño qué es algo que jamás he experimentado en mi vida, ni tan siquiera el de los elementales, muy socorridos y prehistóricos de los marcianitos.

Ante este tipo de asuntos –no soy precisamente un fan de MATRIX, TRON y similares- debo admitir ciertos prejuicios de partida. Reconozco que en este caso me metía en la sala casi de uñas. Pues bien, sin constituir ninguna maravilla, consigue mantenerme atento y no me disgusta precisamente.

Es más, los dos primeros tercios me gustan bastante, el último tal vez se desliza por las molestas aguas de lo inverosímil y reiterativo. Pero queda clarito ese discurso de fondo alertando sobre el uso de las redes sociales y similares. Eso sí, no esperen grandes complejidades reflexivas, tampoco son necesarias. 

Al menos los personajes respiran, hablan, se desenvuelven, les vence el pánico, son temerarios, les da tiempo a dialogar, son humanos vaya…  no lo engulle todo la parafernalia tecnológica. Inclusive, consigue mantener un modesto pero eficaz suspense en esa primera hora que se desenvuelve a medio camino entre  el cyber thriller y la típica película de iniciación adolescente.

Sin duda, a su credibilidad contribuye, y mucho, el desparpajo y la belleza juvenil de su protagonista, Emma Roberts (no confundir ni con la resplandeciente Stone ni con la “harrypotteriana” y reivindicativa Watson). Los chicos que la secundan son los prototipos de siempre, malote pero de buen corazón y enamorado en silencio. Lo hacen también bien, resultan naturales.

Da gusto cuando uno va al cine a ver una producción de estas características y se encuentra con algo decoroso, decente, que no me provoca taparme los oídos o retirar la mirada de la pantalla hastiado ante tanto exhibicionismo digital.

Maja, curiosa peli, más que aceptable y hasta gasta un originalillo diseño visual.