El firmante de EFECTOS SECUNDARIOS, Steven Soderbergh, el otrora niño cuasi prodigio con su prometedor y más que estimable debut, SEXO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO, suele ofrecer un cine con estilo propio, aparentemente innovador, con el que conecto o desconecto intermitentemente. No acaba de "sulivellarme" del todo, aunque reconozca su capacitación, y hasta varios trabajos suyos me parezcan notables, el último, CONTAGIO.

Este le encuadro entre estos últimos, aparentemente "alimenticios" pero competentes técnicamente, aspecto en el que nunca me suele defraudar. Aquí ofrece una intriga enrevesada que bebe en numerosos clásicos del cine negro, convenientemente puestos al día. 

Alguna secuencia, siempre desde un tratamiento visualmente elegante, contiene una considerable temperatura erótica. Las chicas, además, están bien, cumplen con sus cometidos, tanto la ya veterana Catherine Zeta-Jones, como la descollante Rooney Mara (tuvo una fugaz pero rotunda aparición como ex novia del creador de facebook, ha cogido el relevo de Noomi Rapace como Lisbeth Salander en las versiones norteamericanas de MILLENNIUM). Son guapetonas, de bellezas asimétricas y suficientemente resolutivas.

Jude Law, que bien podría haber sido un digno sucesor del gran Michael Caine -curiosamente ambos interpretaron un mismo personaje, Alfie-, aguanta el tipo y resulta como siempre convincente.

La trama, que gira acerca de cómo afectan algunos medicamentos a la mente, presenta algunos giros argumentales que pueden relativamente sorprender, pero acaban constituyendo un arma de doble filo, pudiendo enredarse y disparatando en alguno de sus tramos. Mantiene la intriga, cierta tensión y la curiosidad.

Sin duda, entretiene en todo momento y resulta de fácil, digestible consumo.