martes, 19 de marzo

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Haciendo las américas

España en la maleta

por Lola Romero (Houston)

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Vuelvo a escribir desde el avión. Regresamos a Houston después de pasar apenas diez días en España, semana y pico que, como suele ser habitual, nos ha sabido a poco. Figuradamente, claro, porque siento que volvemos con un par de kilos de más en nuestros cuerpos y, aproximadamente, veintitrés kilos más en las maletas. Ha sabido a poco, sí, y a la vez, ha sabido a gloria bendita, porque no nos ha faltado cocido, pisto, boquerones fritos, “tajadillas”, croquetas, pan “del bueno”, natillas y hasta torrijas. No hemos pisado la Mancha, pero mi madre y mi suegra se han encargado, y con muy buen resultado, de traerla hasta nosotros.

Además de trabajar un poco, que también íbamos para eso, hemos tenido tiempo de hacer alguna excursión (mi hijo especialmente), de celebrar cumpleaños y de irnos de compras (ropa y alimentación, indistintamente). Pero insisto en que lo mejor es ver a la familia…

Y aprovechando nuestro paso casi fugaz por Madrid, quedé con una amiga de la infancia que se viene a vivir a Dallas a finales de este mes para contarle un poco cómo es la vida aquí y responder a las preguntas que pudiera tener. No sé si le molestará que lo cuente, pero…¡me vi tan reflejada! Retrocedí cinco años en mi cabeza y volví a verme con todas las dudas y las incertidumbres, las miles de preguntas y las listas de preparativos. Intenté condensar y explicarle todo lo que he aprendido, al menos lo más inmediato para cuando aterrice, aunque en ese momento fui consciente de todo lo que sé ahora, la cantidad de ensayos-errores que me tomó descubrir algunas cosas y, también, todo lo que aún me queda por conocer. Evidentemente, lo que yo pueda pensar es subjetivo y a lo mejor ella luego descubre cosas por sí misma que le dan mil vueltas a mi experiencia, pero disfruté de verdad la pequeña reunión y los recuerdos que me trajo. Y por supuesto, ya se lo dije, aquí estoy para lo que necesite. Infanteñas por el mundo...

Una de las cosas que ella me preguntó fue lo que me llevaba de España en el equipaje, y no fue difícil contestar porque en esta ocasión hasta hemos comprado una maleta extra para traerla de vuelta repleta de cosas como cremas de la farmacia, nocilla, latillas de mejillones y berberechos, sobres de natillas, queso de mi pueblo, ropa y zapatos (de verdad, lo del “estilo europeo”, se agradece), regalos, y algo de material de oficina. Miscelánea no precisamente de primera necesidad, vaya, pero que alegra la estancia entre regresos “al hogar”.

Me han salido otra vez unas líneas melancólicas, o ensalzadoras de la patria, según quien lo lea, pero no era mi intención. Yo sólo quería contaros lo mejor de vivir entre dos mundos, los reencuentros, el tiempo juntos, las risas y el “buen yantar”, alrededor del que todo o casi todo se entreteje en nuestra tierra.

 

Foto: La foto es de nuestras maletas al llegar a casa. ¡Ha llegado todo sano y salvo!