jueves, 28 de marzo

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Haciendo las américas

Merry Christmas

por Lola Romero (Houston)

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Creo que de los cinco años que ya llevamos en Houston, esta pre-temporada navideña ha sido la más “americana”. Empezando por el pavo de Acción de Gracias y terminando por la fiesta del Ugly Sweater (o jersey feo), pasando por la visita al “pueblo” de Santa Claus, el último mes ha estado lleno de referencias navideñas con un sabor, una estética, y por supuesto, una banda sonora, muy al estilo norteamericano. Bueno, y con un toque tejano, que para eso este estado en el que vivimos tiene su propia idiosincrasia.

Y es que quizá lo más llamativo este año ha sido la visita a “Santa´s Wonderland”, la “Maravillosa tierra de Papá Noel” traducido literalmente, un lugar típico donde los haya de las navidades en Houston. Se trata de un parque temático de Papá Noel, construido en medio de la nada, o más bien, entre entre ranchos y praderas, y que es básicamente un pueblo navideño pero en versión oeste. O sea, podías pasear por calles y plazas con edificios de madera muy bien decorados con nieve y muérdago, pero con toda la pinta de una granja de vacas y graneros de trigo pintados de rojo. Había música de navidad en directo, pero tocada y cantada por grupos de country, vistiendo vaqueros y sombreros; había trenecillos que eran como locomotoras del viejo oeste adornadas con luces y campanillas; una de las atracciones más visitadas era un toro mecánico decorado con espumillón; y si querías cenar algo, había una plaza con varias opciones que iban desde la tradicional barbacoa tejana al pollo frito de Luisiana, aunque de postre podías optar por bombones de tradición alemana y galletas de jengibre.

No pudimos (quisimos) ver a Papá Noel porque la cola era de hora y media, pero nos encantó el parque de luces que hay que recorrer o en coche de caballos o en unos remolques con asientos de alpacas, bastante cómodos a pesar de lo que pueda parecer. En el trayecto, que dura unos veinte minutos, se pueden ver montajes con sonido y figuras de cartón piedra, o instalaciones en las que las luces crean ilusiones ópticas, un castillo de cuento, todo tipo de animales… y cómo no, de vez en cuando aparece una bota de cowboy, la bandera de Texas, torres de petróleo, o la fachada de El Álamo... Y, por supuesto, todo acaba con la bandera americana y una frase que en Estados Unidos gusta mucho y que versiona el final de su himno: “el hogar de los libres gracias a los valientes”.

Los niños “alucinaron” con el montaje en general, y, la verdad, sólo por eso mereció la pena el viaje. Por eso tengo curiosidad por lo que dice mi hijo ahora que ya estamos en España, cómo ve las tradiciones de aquí y si hace alguna comparación graciosa. En la lista de actividades para estos días, tengo la de visitar un belén viviente, que es algo como más nuestro, más típico de España. Veremos si el niño no me pregunta por qué no hay renos en el portal...

En fin, intentaremos aprovechar estos días al máximo para disfrutar del “hogar”, de la vuelta a casa, y del contraste de culturas que ofrecen las diferentes perspectivas de las tradiciones a uno y otro lado del charco, pero que no hace sino enriquecer.

Suelo despedirme con un villancico, y este año hay uno, muy conocido, que resume muy bien nuestra Navidad (y es el único en español que se escucha en la radio de Houston):

 

¡Feliz Navidad, feliz Navidad,

feliz Navidad, próspero año

y felicidad!

I wanna wish you a Merry Christmas,

I wanna wish you a Merry Christmas,

I wanna wish you a Merry Christmas,

And a Happy New Year!

 

Foto collage: Lola Romero