viernes, 26 de abril

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Haciendo las américas

El "potluck"

por Lola Romero (Houston)

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No creo que exista en España una palabra para “potluck”, y eso que de celebraciones comunitarias y comida y bebida sabemos un rato. Si empleamos más de una palabra, “potluck” podría traducirse por “celebración en la que todos aportan algún plato”, lo que no es nada excepcional para nosotros, españoles, acostumbrados a salir al campo, por ejemplo, y componer un menú a base de la tortilla de patata que llevan unos, el pipirrana de otros, la ensaladilla rusa o los rosquillos de la abuela. Lo que sí me parece diferente es que lo del “potluck” americano sea más o menos común en las oficinas, especialmente cuando llega Acción de Gracias a finales de noviembre.

Recuerdo un “potluck” pequeñito hace dos años, en la antigua oficina, pero nada que ver con el de este año, en el que hemos participado más de ochenta empleados. Las hojas para apuntarse han estado rondando varias semanas, y cuando parecía que no habría mucha afluencia, nos fuimos animando y al final fue un éxito.

No me puse a contar, pero a grosso modo yo diría que habría cincuenta tipos diferentes de comida y postres, de variedad internacional, fiel reflejo de la multiculturalidad de nuestra oficina. Así fue como compartieron mesa el tradicional pavo de Acción de Gracias y sus acompañamientos (puré de patatas, “casserole” de judías verdes, salsa de arándanos), con varias tortillas de patata y pan tumaca con jamón. Pero no faltaron arroces orientales, el también típico jamón asado, el pan de maíz, los melocotones confitados, y los pasteles de carne y pescado latinoamericanos y europeos.

En el apartado de postres, un delicioso tiramisú compitió con pudín de plátano, tarta “red velvet”, “cupcakes” de colores, pasteles de fruta y otras especialidades locales con frutos secos caramelizados y nueces “pecan” texanas.

Como notas curiosas, yo destacaría que ni vino ni cerveza estaban permitidos a pesar del ambiente distendido (ya hablaré algún día del alcohol y su percepción aquí), y que no estuvimos de sobremesa mucho rato: cuando la gente terminaba de comer, simplemente recogía su plato, se despedía amablemente y volvía a su sitio a trabajar. Así fue fácil ir acomodando a los dos o tres diferentes turnos que fue necesario hacer, y así también se pudo empezar a recoger pronto para que nadie pasara más tiempo del necesario en la oficina un viernes por la tarde.

Por supuesto, no faltó una “acción de gracias” u oración al inicio de la comida (¿os he contado que aquí bendicen la mesa incluso en las comidas de empresa?), y quien quiso escribió dos o tres palabras de gratitud en unas hojas sueltas con las que luego se elaboró una guirnalda. Y más de uno se despidió con un “Happy holiday season!” (“¡Feliz temporada de fiestas!”), pues Acción de Gracias abre oficialmente la época navideña y familiar en Estados Unidos.

Creo que sólo me queda decir que toda la comida estaba deliciosa, y que fue divertido ver cómo unos y otros preguntábamos o explicábamos, según el caso, qué era tal plato o con qué se hacía aquél otro. Y no exagero si digo que las tortillas de patatas fueron de lo más alabado del menú. Quién sabe, quizá hayamos empezado una nueva tradición…

 

Foto: La prueba de lo bien que comimos… y compartimos.