viernes, 19 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Haciendo las américas

Brujas, calabazas y adornos de Navidad

por Lola Romero (Houston)

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir artículo

Acaba de empezar el mes de octubre y resulta que en las tiendas americanas, como Macy´s o Walmart, ya es Navidad. Van casi cinco años aquí y me sigo sorprendiendo cuando veo los árboles y las luces compartir espacio con gorros de bruja e hinchables de fantasmas o vampiros. Vamos, que otra vez me he quedado de piedra cuando al entrar para comprar unas cosas en el hipermercado Walmart, lo primero que me he encontrado ha sido este pasillo que veis en la foto, lleno ya de adornos para los árboles de Navidad. ¡A principios de octubre!

Os he contado varias veces que aquí son muy exagerados con la ambientación navideña, pero no sé si os había dicho que además empiezan con ella tres meses antes. Y es que vaya contraste. He entrado por esa puerta del Walmart con decoraciones de Navidad, y he salido por otra llena de monstruos, murciélagos, telarañas, calabazas y brujas. Porque, claro, Halloween sí está a la vuelta de la esquina.

Otra cosa igual. Ya llevamos desde finales de agosto viendo calabazas de todos los tamaños, y luego toda esa decoración tétrica que decía más arriba y que yo creo que cada año mejora (¿o empeora?) en repugnancia y mal gusto. Dos meses para preparar Halloween, que dura sólo una noche… Por eso supongo que al final se han impuesto las rutas de decoraciones “de miedo”, para darle un poco más de empaque y duración a la fiesta más “mortal” del año, para que el dinero invertido de más de sí. Aunque, bueno, no es que mis vecinos norteamericanos necesiten mucha justificación para gastar y consumir…

Pero como dice el refrán, “donde fueres, haz lo que vieres”. Y más si allí vivieres, me gusta añadir a mí, así que este año ya estamos planeando visitas a las “calles del terror”, y saldremos por el barrio a pedir caramelos con mi hijo repitiendo eso de “Truco o Trato”, a ver si este año hay más suerte que el anterior y no llueve a mares. Y hasta hemos confirmado asistencia también a una fiesta de disfraces de los españoles, con misterios, contraseñas y aperitivos que estarán, seguro, “de muerte”.

Tenía pensado hablar de Halloween cuando estuviera más cerca, pero ya veis que también yo he sucumbido a las prisas y las antelaciones. De hecho, hasta me extraña que no haya comprado ya los caramelos para tenerlos preparados, sobre todo después de dejarlo para el día de antes los dos últimos años, y haber experimentado la frustración de que no quede nada. O casi nada: apenas unas chocolatinas y unos caramelos básicos y sin gracia de los que los niños sortean al meter la mano en la marmita de plástico que suelo usar como recipiente. Me lo anoto para que no pase de esta semana…

Y ahora añadid a todo esto un árbol de Navidad, unas bolitas de brillantina por aquí y un poco de espumillón por allá. Vamos, que una no sabe si pedir caramelos disfrazada de bruja o cantar un villancico…