jueves, 28 de marzo

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Haciendo las américas

Alerta Amber

por Lola Romero (Houston)

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Aunque han pasado ya algunas semanas, creo que todavía sigue bastante presente en los medios, y en nuestras impresiones, lo que le pasó al pequeño Gabriel. Viendo las fotos compartidas aquellos días en las redes sociales, pensé que nunca había hablado aquí de la “alerta Amber”, el sistema americano para informar de desapariciones y posibles secuestros de niños.

No había visto nada parecido en España, por eso desde que llegué aquí y aprendí lo que era, es algo que suelo explicar a los recién llegados. Entre otras cosas porque, al igual que ocurre con las alertas meteorológicas, las Amber te llegan al móvil por defecto, y te puedes llevar un susto al ver tu teléfono sonar y vibrar sin parar si no sabes lo que es.

Y es que, básicamente, la alerta Amber es un sistema de notificación que se inició en Estados Unidos en 1996. El nombre proviene del acrónimo en inglés de “America's Missing: Broadcasting Emergency Response” (Desaparecidos de América: Difusión de Respuestas de Emergencias), aunque originalmente hacía referencia a Amber Hagerman, una niña de 9 años que fue secuestrada y localizada sin vida días después en Arlington, Texas.

Seguro que habéis oído en más de una ocasión a los portavoces de la policía explicar que las primeras horas de una desaparición son vitales. Por ello, en Estados Unidos, el sistema está preparado para emitir la alerta lo antes posible a través de medios como la televisión, la radio, los mensajes de texto, correo electrónico, pantallas electrónicas en la carretera, y como decía más arriba, el apartado de alertas gubernamentales de los smartphones. Sin embargo, para que esa alerta sea emitida, el caso tiene que cumplir una serie de requisitos: la existencia de una descripción suficiente del niño o del captor, la confirmación de que se ha producido un secuestro, que el niño o niña sea menor de 17 años, y la evidencia de que el desaparecido corre grave riesgo de lesión o muerte. Los estados luego pueden establecer sus propios criterios, pero el Departamento de Justicia Federal fija esos estándares mínimos.

Aquí en Texas, cuando recibimos esa alerta, normalmente contiene la matrícula, el color y la marca de un vehículo, con el que se relaciona la desaparición del menor. Intentan dar el mayor detalle para que si ves ese coche, llames inmediatamente a la policía. En televisión y en las redes sociales, a veces también dan descripciones de individuos sospechosos o sus fotografías.

He estado mirando estadísticas y en los últimos años, se calcula que alrededor del 20% de los casos se resuelve gracias a las respuestas ciudadanas a una alerta Amber. Evidentemente, no es mucho, pero pienso que merece la pena si salva vidas. Y ese porcentaje en 2014 y 2015 supuso casi 500 menores rescatados.

Dice la Wikipedia que España sí que tiene un sistema que se llama “Alerta – Menor Desaparecido” dentro del marco de un programa europeo, pero al parecer, no se ha puesto nunca en marcha. He seguido buscando, pero no he encontrado el por qué. Y no lo entiendo muy bien. Por poco que ayude, si sirve para salvar una vida, un niño, para mí estaría justificada.

Así que más allá del primer susto que te llevas cuando una alerta Amber truena a las tres de la mañana, este sistema me parece un avance y una ayuda nada desdeñable. Y, de paso, te enseña a silenciar el móvil antes de cerrar el ojo…

Foto: www.kqed.org. Perdonad que use una foto de California, justo estos días no me ha llegado ninguna alerta…