Cultura en Tiempos de Crisis

Tierras lejanas (1954)

Director: Anthony Mann

Intérpretes: James Stewart, Ruth Roman, Corinne Calvet, Walter Brennan, John McIntire, Jay C. Flippen, Henry Morgan, Steve Brodie, Connie Gilchrist, Robert Wilke, Chubby Johnson, Royal Dano, Jack Elam, Kathleen Freeman, Connie Van

Sinopsis: En 1896, Jeff, un solitario aventurero de oscuro pasado, se dedica al lucrativo negocio de surtir de carne de vacuno los asentamientos de buscadores de oro del Yukon, en Alaska.

Crítica de José Luis Vázquez

Este martes 22 de octubre a las 18:00 h. en CMT.

Western admirable, bellísimo, adulto y ejemplar en el sentido menos moralizante del término. Lo dirigió un especialista en el género, Anthony Mann, constituyendo el quinto y último de los que filmara con su actor fetiche, James Stewart, en el período comprendido entre 1950 y 1955: WINCHESTER 73, HORIZONTES LEJANOS, COLORADO JIM y EL HOMBRE DE LARAMIE. El primero en blanco y negro, el resto todos en un color refulgente, propio de la época.  

Lo escribió un poeta de la desolación más vitalista, del desarraigo, la frontera y la soledad, otro especialista en asuntos y personajes de este tipo: Borden Chase. El firmante de los de LA PRADERA SIN LEY o RÍO ROJO entre otras lindezas. Aquí expone con de manera sombría y honda, el itinerario físico y personal de Jeff Webster (imponente de nuevo Stewart), un cowboy individualista, reservado, desconfiado que acabará aprendiendo el verdadero valor de la solidaridad y la colectividad.  

Rodado en impresionantes escenarios naturales del Parque Nacional de Banff y del de Jasper, en la provincia canadiense de Alberta, nos regala estampas que de una fuerza, autenticidad y convicción inusual, o mejor dicho, no tanto si nos circunscribimos a este tipo de cine de la época dorada. Verán barcos de vapor, azules aguas marinas del Pacífico, paisajes nevados, estribaciones de los últimos glaciares y decenas de imágenes que se impregnan a la retina.  

Junto a Stewart, el fuera de serie Walter Brennan en un personaje positivo y entrañable, dos chicas de fuste –Ruth Roman y Corinne Calvet- que bien podrían encarnar las dos caras de una misma moneda, más ruda una angelical la otra. También deambulan, a caballo o a pie, malos del postín de Jack Elam, uno de los secundarios que mejor ha caído acribillado a balazos en toda la Historia del Cine, o un impagable John McIntire como un juez, cuanto menos tan peculiar como el célebre Roy Bean, aquí con permanente sombrero de copa.  

Sobre películas como esta, que tratan de buscadores en Alaska, no olviden tampoco aquella festiva y vitalista ALASKA, TIERRA DE ORO con John Wayne y Stewart Granger, dirigida por otro maestro, Henry Hathaway.  

Obra maestra.

José Luis Vázquez