Director: Michael Bay
Intérpretes: James Badge Dale, John Krasinski, David Denman, Pablo Schreiber, Max Martini, Freddie Stroma
Sinopsis: Película sobre sobre el asalto terrorista al consulado estadounidense en la ciudad libia de Bengasi el 11 de septiembre de 2012. El film se centra en el equipo de fuerzas especiales de rescate.
Tenía ganas de ver en la gran pantalla una buena película de acción y de guerra sin coartadas intelectuales o petulantemente artísticas. Es algo que consigo con 13 HORAS: LOS PAPELES SECRETOS DE BENGASI (13 HOURS. THE SECRET SOLDIERS OF BENGHAZI). Las últimas habían sido CORAZONES DE ACERO y EL ÚNICO SUPERVIVIENTE, creo recordar. Siempre, claro, que me limite al género de producción norteamericana y en su vertiente más realista, alejado por tanto de super héroes (aunque los aquí mostrados linden con ellos por momentos) o de guerreros futuristas de la carretera.
En tres términos condensaría su espíritu y resultante: adrenalina, asedio (no deja de ser una conveniente puesta al día de EL ÁLAMO) y confusión. Esta última predomina a través de una narrativa tan solo aparentemente de esa índole, pues casi no cabe otra postura para mostrar un conflicto –el libio tras el derrocamiento del régimen gadafista- en el que son tantas y tan diversas las partes en conflicto, que no me extraña que sus protagonistas llegue un momento que no saben a quién disparan, a los suyos o a los enemigos, a los “buenos” o a los “malos”.
Pero confusión también es la crítica nada velada que subyace y yace bajo sus imágenes respecto a la política exterior estadounidense de los últimos años y, en particular, de la llevada a cabo por Hillary Clinton en representación de la de Barack Obama. Es más, al igual que ha sugerido algún colega –por ejemplo Javier Ocaña- el hecho de que se haya estrenado en estas fechas no parece ser que sea algo precisamente aleatorio o casual.
No se olvide que a su director, el eléctrico Michael Bay, se le adscribe –aunque cada vez que tengo que aludir a estas cuestiones lo hago con las máximas precauciones y generándome ciertas reservas, ya saben, esas dichosas etiquetas que tanto detesto… aunque conviene estar informado saber por dónde respira cada cual, claro- próximo a los postulados del Tea Party.
En cualquier caso, éste desde una postura más crispada y ostentosa, o Eastwood desde postulados más clásicos y humanistas –EL FRANCOTIRADOR- por no remitirme al imprescindible John Ford, tratan sobre todo de rendir homenaje a los suyos, a la soldadesca que se parte el cobre en primera línea, alérgica a las burocracias supongo que inevitables. Por tanto, es una película política…. y no lo es. Que se rinda tributo a estos tipos que arriesgaron –y pagaron- sus vidas para salvar a compatriotas, me parece de lo más legítimo. Pero en un país como España hacer esto ha sufrido en las últimas décadas incomprensible mala prensa salvo que se quiera encontrar una explicación sectaria, pues enseguida se tacha a este tipo de producciones como fascistas como mínimo o término más suave.
Siempre he pensado que lo bueno de una cinematografía es que convivan por igual planteamientos opuestos, como “militaristas” (desde actitudes democráticas siempre, por supuesto) y antibelicistas. Esa amplitud de miras contribuye a su engrandecimiento…. Confrontar puntos de vistas, debatir, que cada colectivo tenga su propia voz.
Por tanto, algo que ya de partida es condenado por algunos de mis colegas, en mi caso cuenta con mi plácet. Pero lo importante entiendo que es el resultado final. Y a propósito de ello, he de reconocer que me parece una producción de factura impecable. Que exuda testosterona sí, pero de modo brillante, espectacular, trepidante, vigoroso, enérgico, furioso... en la que el enemigo es un demonio difuso, pura abstracción.
No es menos cierto que a veces Bay es un cineasta desmesurado, videoclipero, preocupado tan solo por la aparatosidad y el efectismo más vergonzantes (la horripilante saga TRANSFORMERS sin ir más lejos); pero no lo es menos que también esos mismos defectos pueden acabar convirtiéndose en mastodónticas, elefantiásicas propuestas que provocan la conexión con ese cine de platea todo diversión y entretenimiento. Es el caso de LA ROCA (su master piece) PEARL HARBOR, ARMAGEDDON, LA ISLA o esta. En sí mismas todas ellas disparatadas, pero que precisamente por esa falta de prejuicios y desfachatez, se ganan una buena parte de mi incondicionalidad. Dejo en un terreno de limbo, de ni fu ni fa, a DOS POLICÍAS REBELDES y DOLOR y DINERO. Es un tipo bastante desdeñado entre la prensa especializada y en los círculos más intelectuales y artísticos, algo a lo que a él supongo le trae bastante al fresco.
Yendo al apartado interpretativo, no hay demasiados matices en los que pueda entrar. A los actores se les requiere presencia física, convicción, aspecto aguerrido… y lo cumplen con creces. No pido más. No creo que los retratados disten apenas de tantos de sus paisanos que componen las Fuerzas Armadas estadounidenses, bien ex Navy Seals, marines u operarios de la CIA. “Los guerreros nunca se jubilan, Jack” le espeta James Badge Dale a su compañero. Pues eso.
Mi respeto más absoluto por este tipo de cine, por ciertos planteamientos argumentales y por la competencia profesional con la que ha sido rodada en escenarios naturales de Marruecos y Malta, país este último en el que se habilitó un espacioso set de rodaje.
Ah… por supuesto, no es nada ingenua (el plano final es ilustrativo), pese a que muchos la puedan considerar argumentalmente tosca. Pero insisto, sobre todo es una movie action que no concede respiro ni tregua.
José Luis Vázquez