jueves, 10 de octubre

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Estreno en Royal City

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Bus Stop ()

Director: Joshua Logan

Intérpretes: Marilyn Monroe, Don Murray, Arthur O'Connell, Betty Field, Eileen Heckart, Robert Bray, Hope Lange, Hans Conried, Max Showalter

Sinopsis: Un inocente vaquero que participa en rodeos se enamora de una cantante que sólo piensa en triunfar en Hollywood. Él, por el contrario, sueña con fundar una familia y retirarse a su rancho a criar ganado. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

No sé si el paso de los años habrá hecho mella y habrá convertido en anticuada –hace tiempo que no la veo- esta -¿por qué no?- mítica comedia romántica con aristas dramáticas e incluso trasfondo profundamente amargo.

Mi recuerdo es dichoso y placentero y no creo que se vaya a alterar porque pueda reconocer que el protagonista masculino tal vez se haya quedado hoy en día desfasado y fuera de lugar. Pero siempre lo mejor es juzgar las películas en su contexto. Y, algo mucho más importantes, comprobar si están bien escritas y filmadas. Y esta puedo asegurar que resulta impecable en ambos apartados.

Ya de por sí venía avalada por su éxito en los escenarios (el texto es de William Inge, el de PICNIC y VUELVE PEQUEÑA SHEBA), pero el formidable guionista George Axelrod (LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA, DESAYUNO CON DIAMANTES) le otorgaría un adecuado barniz cinematográfico. El sencillamente genial Joshua Logan, descomunal director teatral pasado a la gran pantalla con idéntica o mayor virtud (le reconozco seis obras maestras -siete contando ésta- de una filmografía parca en cantidad: SAYONARA, LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE, PICNIC, AL SUR DEL PACÍFICO, CAMELOT y FANNY) le confirió un fluido ritmo. Y apenas dejó entrever su origen teatral.

Pero si todos estos mimbres fueron fundamentales, hay otro ciertamente especial, que sería el detonante definitivo para elevar esta versión a los altares. Ese no es otro que el aportado por una radiante, esplendorosa… y también vulnerable, tierna, Marilyn Monroe 30 primaveras justas.

Acababa de acceder a la treintena, venía de haber alcanzado su cénit y el estrellato con LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA y de moldearse, disciplinarse en el Actor´s Studio, aunque esto último lo aplicó relativamente. Sus faltas de concentración en el rodaje comenzaban a ser habituales. Curiosamente el director, de uñas inicialmente con ella, acabaría reconociendo su enorme talento y afirmando que “era una combinación de Greta Garbo y Charles Chaplin”. Y, además, volvería a dejar patentes sus considerables dotes canoras interpretando la humorística THE OLD BLACK MAGIC… algo así como ESA VIEJA MAGIA NEGRA (de Harold Arlen y Johnny Mercer… el de MOON RIVER).

Y es que esta PARADA DEL AUTOBÚS se puede perfectamente valorar por su tendencia ligera (aunque pudiera resultar una engañosa comedia de esta índole y no porque realmente no lo sea, sino porque presenta varios pespuntes de una intensidad alejada de cualquier veleidad superficial) e igualmente por la más melodramática, como ya señalé al principio de esta reseña. Supone a la par todo un tratado sobre el aprendizaje (a propósito de ello qué bonito y aleccionador es el personaje del “guardaespaldas” del chico encarnado por el grandísimo Arthur O´Connell. Y sobre la amistad (me remito de nuevo a O´Connell).

Rodada en Idaho y Arizona, lo que cuenta fundamentalmente, es el contrariado y dificultoso encuentro de dos almas perdidas de caracteres casi antitéticos. Ella, Marilyn (Cherie), viene de que la vida la haya baqueteado de lo lindo, pero no ha perdido todavía la fe en los demás y en el amor. Él, Beauregard Decker, un Don Murray merecidamente nominado al Oscar, es un vaquero de Montana rudo, brutote, inmaduro, atolondrado, tozudo e inocentón.  Por cierto, a título anecdótico les informo que, pese a una experiencia televisiva de seis años, supuso su debut en el cine, al igual que el de la preciosa Hope Lange (el otro ángel aquí citado... Elma Duckworth) con la que se acabaría casando durante el rodaje.

Ambos protagonizan varias escenas memorables, pero una en especial se eleva sobre todas las demás, una en la que se desnudan –interiormente- los dos. Se produce precisamente en esa parada de autobús. Y no revelaré más, pues con lo mencionado ya se han podido quedar perfectamente con la copla.

Deben añadir a todas las virtudes expuestas, una formidable fotografía en cinemascope –el formato estaba viviendo sus primeros años de verdadero esplendor- de Milton R. Krasner y una estupenda banda sonora de Alfred Newman, de la que destaca el tema BUS STOP SONG compuesto por el característico y muy norteamericano Ken Darby.

En su momento constituyó un gran éxito comercial del que se benefició Marilyn en calidad de productora.

José Luis Vázquez