jueves, 28 de marzo

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Estreno en Royal City

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Capitana Marvel ()

Director: Anna Boden y Ryan Fleck

Intérpretes: Brie Larson, Jude Law, Samuel L. Jackson, Ben Mendelsohn, Gemma Chan, Lee Pace, Mckenna Grace, Clark Gregg, Djimon Hounsou, Kenneth Mitchell, Annette Bening, Lashana Lynch, Rune Temte, Damon O'Daniel, Algenis Perez Soto, Colin Ford, Robert Kazinsky, Connor Ryan, DJ Jenkins

Sinopsis: La historia sigue a Carol Danvers mientras ella se convierte en uno de los héroes más poderosos del universo cuando la Tierra se encuentre atrapada en medio de una guerra galáctica entre dos razas alienígenas. Situada en los años 90, Captain Marvel es una historia nueva de un período de tiempo nunca antes visto en la historia del Universo Cinematográfico de Marvel. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

"No tengo por qué demostrarte nada" (Brie Larson)

 

Existe un cierto aire entrañable y hasta nostálgico en este primer desembarco cinematográfico de la primera heroína absolutamente protagonista de una producción Marvel. Ni más ni menos que 21 títulos después (lo de ELEKTRA fue un chiste), ha tenido lugar dicho acontecimiento. Y no anecdótico precisamente, pues tiene lugar en plena eclosión de empoderamiento femenino. En DC Comics, el gran rival de esta constelación y filial Disney, rompieron el fuego a lo grande –correré un tupido velo sobre la pionera SUPERGIRL o CATWOMAN- hace un par de años con la irrupción de la estupenda WONDER WOMAN y esos respetabilísimos 800 millones de dólares recaudados hasta la fecha.

Y no es que la historia haga especial hincapié en ello, pero la mera cuestión de que esta Capitana juegue en la misma liga que Spider-Man, Capitán América o Iron Man, ya resulta un acontecimiento en sí mismo. Tampoco necesita ello de más subrayados ni reivindicaciones panfletarias, no es necesario, los hechos hablan por sí solos.

Pero voy a los aspectos, bastantes, que más me han agradado de la creación de Gene Colan y Roy Thomas. Me refería al comienzo de esta reseña de su carácter nostálgico. Y este no solo se manifiesta por la fecha en que se encuentra ambientada, sino por el despliegue que hace de atrezzo y música del momento. Y es que, hasta la fecha, los 50, los 60, 70 y 80 han venido siendo constantemente homenajeados en la gran pantalla, pero no tanto los 90. Supongo que la explicación de esa ausencia habrá que encontrarla en la mayor proximidad de fechas respecto al presente.

Por supuesto, no solamente la recreación terrestre cobra importancia, ese planeta C-53 con el que es rebautizada la Tierra, sino el espacio sideral tiene su considerable importancia. Me refiero al también planeta e imperio Kree, en permanente conflicto con los "mimetizantes" o transformistas –denomínenlos como prefieran- Skrulls.

En el marco ambiental de esta lucha se desarrolla la historia de Carol Danvers, de la que no adelantaré nada por si acaso hay espectadores para quien este personaje suponga una novedad. Y, además, porque no conviene desbrozar en exceso los argumentos cuando se produce un estreno.

Continuando con los méritos o virtudes que ofrece esta propuesta, están también unos efectos especiales que no son los más deslumbrantes que se hayan visto en este terreno, pero cuyos rayos y vuelos de naves que los conforman primordialmente, acaban resultando eficaces y hasta deliciosamente naif (por un momento creía estar ante un episodio lujoso de STAR TREK y los klingon).

También me resultan gratificantes, algo que ya viene siendo consustancial con el universo Marvel, una serie de guasas, réplicas y humoradas que alivian la acción y resultan en sí mismas divertidas.

En cuanto al apartado interpretativo, bastante bien, la verdad. Tampoco este aspecto suele fallar en estas apuestas casi seguras (nunca hay garantías de nada, quede claro). A  a consolidada y guapetona Brie Larson (la espléndida LA HABITACIÓN, la conmovedora EL CASTILLO DE CRISTAL y la entretenidísima KONG: LA ISLA CALAVERA) le sienta francamente bien el esquijama metálico con su estrella en el pecho y se muestra de lo más desenvuelta.

Samuel L. Jackson como un –por obra y gracia de la digitalización- rejuvenecido Nick Fury, da perfectamente el tipo. Y qué decir a estas alturas de los más que contrastados –por esta vez no les informo de sus roles, vayan descubriéndolos- Jude Law, Ben Mendehlson, Djimon Honsou o Annette Bening. No quisiera pasar por alto a una luminaria imprevistaa que por momentos roba escenas a quien se le ponga por delante. Se trata de una gatita de lo más rugiente… y nunca mejor dicho.

Otra cuestión que no me parece baladí, sin necesidad de tener que profundizar en exceso, pero suficientemente especificada, es la alegoría política que se esconde entre pliegues. No resulta complicado establecer similitudes con la actualidad y el tema de los refugiados (y los tiranos de la paz que les reprimen, tal como se ha referido a ellos un colega del que ahora no recuerdo su nombre).

La búsqueda de identidad, del propio pasado, el autodescubrimiento o levantarse tras las caidas y fracasos son otros de los asuntos temáticos que laten de fondo o figuran en primer término.

En resumidas cuentas, un ameno blockbuster dirigido con habilidad por dos directores –arriesgada y afortunada su elección- con un perfil prestigioso, dramático y mucho más “serio” –el equipo formado por Anna Boden y Ryan Fleck, firmantes de las destacables HALF NELSON, LA ÚLTIMA APUESTA, UNA HISTORIA CASI DIVERTIDA. o SUGAR: CARRERA TRAS UN SUEÑO -, que dotan a su criatura de una alabable humildad profesionalidad y relativa personalidad a la vez. No es ese un logro pequeño precisamente.

PD: Pueden solazarse igualmente, lo traigo a colación como detalle gratamente anecdótico, con el penúltimo, fugaz y simpático cameo del recientemente desaparecido, añorado y ya mítico Stan Lee.

 

José Luis Vázquez