jueves, 25 de abril

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Estreno en Royal City

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La cosa ()

Director: John Carpenter

Intérpretes: Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David, David Clennon, Richad Dysart, Donald Moffat, Richard Masur, T.K. Carter, Charles Hallahan, Peter Maloney, Joel Polis, Thomas G. Waites

Sinopsis: En una estación experimental de la Antártida, un equipo de investigadores descubre a un ente extraño venido del espacio, que según todos los indicios ha permanecido enterrado en la nieve durante más de 100.000 años. Al descongelarse, experimenta una metamorfosis sorprendente... (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Menuda conmoción –imagínense, yo todo un jovezno, apasionado del cine de terror- la provocada a comienzos de la década de los 80 –en octubre de 1982 para ser exacto- del pasado siglo por el estreno de este ya indiscutible clasicazo del género.

Y eso que he de confesar que acudí un tanto de uñas a la sala del tristemente ya hace tiempo extinto cine Castillo, pues no dejaba de suponer a priori uno de esos agotadores –eso sí, no tan abundantes como hoy en día- “remakes” de un todo un referente de la ciencia-ficción escalofriante que adoraba, EL ENIGMA DE OTRO MUNDO de Christian Nyby (en realidad la filmaría en su mayor porcentaje el grandísimo Howard Hawks, uno de los grandes de la historia), o como se titulaba en el original… LA COSA. Tal vez el que más me hubiera impactado en mi adolescencia, tras las insuperables LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS y LA HUMANIDAD EN PELIGRO.

Fue sentarme en la butaca y quedarme narcotizado hasta su espléndido final, ese que bien podría interpretarse como una metáfora del signo de los tiempos y, en general, de la condición humana… la desconfianza, el temor al otro, a lo desconocido.

Ello envuelto en una cubierta de lujo y una poderosísima narración de otro maestro, el neoyorquino John Carpenter, ese que nutriera de horror, desasosiego y aventuras los patios de butacas de los años 70, 80 y 90 preferentemente. Con recordar algunos de sus títulos, de sus obras maestras está todo dicho: LA NOCHE DE HALLOWEEN, LA NIEBLA (la de 1978… la de 2000 de Frank Darabont, que no tiene nada que ver con esa primera, sería todavía mejor y cuenta con uno de los finales más impactantes de la historia), la extraordinaria –revisión urbanita del western “hawksiano” RÍO BRAVO, este director citado al principio ha sido uno de sus grandes referentes e influencias- ASALTO A LA COMISARÍA DEL DISTRITO 13, GOLPE EN LA PEQUEÑA CHINA, 1997… RESCATE EN NUEVA YORK, STARMAN, EN LA BOCA DEL MIEDO, CHRISTINE, ESTÁN VIVOS, VAMPIROS, FANTASMAS DE MARTE o la segunda y nada inferior versión de EL PUEBLO DE LOS MALDITOS.

Y ojo que Carpenter aprovechaba las claves del género para elaborar –sin dar la brasa, eso sí- verdaderos manifiestos sobre la sociedad de su país, la estadounidense, y sobre el comportamiento de nuestra especie. Encubierto todo ello bajo estos ropajes aparentemente escapistas, pero con cargas de profundidad dentro. Y es que con el terror pasa igual que con la comedia, la envoltura suele enmascarar o encubrir diatribas de todo tipo y regla.

La tensión creciente que le imprime a esta historia ya de partida desasosegante, crispante (un perro que aloja un extraño ser intenta ser abatido en una aislada estación norteamericana en la Antártida), resulta ejemplar.

Además, en su cometido contó a su alrededor con una serie de profesionales de división de honor. Como el especialista en efectos especiales, Rob Bottin, que imaginó una criatura revolucionaria, difícil de olvidar.

No se olvide que había sido el responsable el mismo año de la memorable –junto a la de UN HOMBRE AMERICANO EN LONDRES, referencial- transformación del hombre lobo de la maravillosa AULLIDOS (de otro fuera de serie, Joe Dante, el de los gaseosos gamberros GREMLINS).

Bottin había sido igualmente el diseñador de la criatura de la genial y revolucionaria ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO. Y, posteriormente, firmante de la aparición de otros mitos, como los surgidos en ROBOCOP y DESAFÍO TOTAL (aquél muñeco que aparecía el vientre de Schwarzenegger de asombroso parecido con el ex “honorable” Jordi Pujol).

La combinación de estos talentos y de otros que debido a la cortedad de esta reseña quedan relegados (citaré a modo de ejemplo a Ennio Morricone, que compuso una banda sonora de lo más inquietante), lograrían uno de los hitos para los amantes de este tipo concreto de emociones fuertes. Y aún ahora, treinta y siete años después, no ha perdido ni un ápice de vigencia, ni incluso sus efectos se han quedado en modo alguno obsoletos, todo lo contrario… y sin necesidad de la digitalización.

Encabezando el reparto un Kurt Russell (el actor fetiche de Carpenter, el caminero de GOLPE EN LA PEQUEÑA CHINA o ese contundente convicto, Serpiente Plissken, de la gozosa 1997… RESCATE EN NUEVA YORK) tremendo, formidable de presencia, junto a una pléyade de característicos del cine americano tan excepcional como los que salpican cualquier época de su historia: Wilford Brimley, Keith David, Richard Dysart, Donald Moffat, Richard Masur…

Master piece sin pestañeo alguno. Imprescindible.

PD: Esta crítica o reseña está escrita estrictamente tirando desde los recuerdos impresos y ahora evocados, sin consultar prácticamente dato alguno. Y no lo proclamo no como alarde, sino como testimonio de la huella dejada.

José Luis Vázquez