martes, 16 de abril

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Estreno en Royal City

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El pacto ()

Director: David Victori

Intérpretes: Belén Rueda, Mireia Oriol, Darío Grandinetti, Antonio Durán, Josean Bengoetxea, Carlus Fàbrega, Vanessa Buchaca

Sinopsis: Narra cómo ante la inesperada e inminente muerte de su única hija, Mónica deberá descender al mismísimo infierno para tratar de evitarlo. Con elementos sobrenaturales, este thriller, según su director, "tiene como punto de partida las ideas: ¿Qué no serías capaz de hacer por evitar la muerte de un ser querido? y ¿qué le pasa a quien trata de sortear el curso natural de la vida?".

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

El éxito de TESIS y LOS OTROS de Amenábar, de EL ORFANATO de Bayona, de REC y otros apreciables títulos -MIENTRAS DUERMES sin ir más lejos- de Jaume Balagueró o de la reciente y notabilísima VERÓNICA de Paco Plaza han otorgado de una entidad inusual en el cine de terror español.

Y aunque siempre he defendido que no solo en los títulos destacados se ha de buscar la consolidación de una industria (porque esto es lo que es fundamentalmente, no se olvide nunca este “pequeño” detalle), sino en una producción media respetable, no resulta menos cierto que a veces esto último puede caer en una rutina y una formulación molestamente auto indulgentes y perezosas. Se corre el riesgo de sobreexplotar a la gallina de los huevecillos de oro.

EL PACTO no está mal fotografiada (aunque hace ya tiempo que ha comenzado a cansarme tantas tonalidades oscuras, que se tome nota de la luminosa manufacturada en UN LUGAR TRANQUILO y, en menor medida, HEREDITARY), ni mal filmada, ni mal montada, ni tan siquiera mal interpretada, pero todo me suena ya a demasiado previsible, a un déjà vu que, en este caso, es más inconveniente que loa.

Lo que sí no tiene defensa alguna, ni enmienda a lo largo del metraje, es un guion con tachuelas y con algún giro bastante arbitrario, mal encajado y cogido por los pelos. Habría que ser un Hitchcock para remontar esto. Y, claro, su director, el debutante David Victori (avalado por el mismísimo y genial Ridley Scott y Michael Fassbender al financiarle el cortometraje ZERO tras su descubrimiento youtubero, fue ganador del festival internacional en dicho medio), no sé si algún día podría llegar a pisarle los talones, pero en este momento de su despegue no es todavía el caso. Salva un poco mejor la papeleta –lo cual tampoco es mucho decir- tras las cámaras que al frente de la escritura de la historia.

Por otra parte, Belén Rueda, en algo que se está empezando a convertir en monocorde, vuelve a encarnar a una madre sufridora, ella a la que bien se le podría conceder el cetro de la madre sufridora por excelencia dentro del género por estas lindes. Pero esta vez no me provoca conmoción alguna, ni angustia, ni tan siquiera la más leve emoción, al contrario de lo que si ocurriera con lo que me ofreció EL ORFANATO.

Y suerte que le da réplica un gran actor como es el argentino Darío Grandinetti (DESPABÍLATE AMOR, HABLE CON ELLA, SEGUNDO ASALTO, RELATOS SALVAJES, JULIETA), siempre creíble, veraz. Blandengue resulta en cambio la aportación de Mireia Oriol en el papel de la hija de ambos. No es una apuesta de muchos personajes, por lo cual no es difícil concentrarse en los pocos que hay en liza.

Pero lo que es la propuesta en sí misma me resulta francamente endeble, sin pegada, sin chicha, con algún sustillo del montón, de esos que ya se espera el buen aficionado, pero sin estar convenientemente insertados dentro de una trama que acabe de captar mi atención en algún momento.

Vamos, tirando a fallida más que a aceptable. Y mostrando saturación en fondo y forma. Habrá que esperar a la siguiente propuesta que se ofrezca para comprobar si se vuelve a elevar un poco el listón. Y si no, pronto tendremos nuevos trabajos procedentes de Estados Unidos (el último del gran Shyamalan por ejemplo, GLASS/CRISTAL), donde se está volviendo a vivir una edad de oro desde hace unos años dentro de estos parámetros.

 

José Luis Vázquez