jueves, 25 de abril

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Estreno en Royal City

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El proceso Paradine ()

Director: Alfred Hitchcock

Intérpretes: Gregory Peck, Ann Todd, Charles Laughton, Charles Coburn, Ethel Barrymore, Louis Jourdan, Alida Valli, Leo G. Carroll, Joan Tetzel, Isobel Elsom

Sinopsis: La hermosa señora Paradine (Alida Valli) es acusada de haber asesinado a su marido ciego. De su defensa se encarga el abogado Keane (Gregory Peck) que, aunque está casado con una atractiva mujer (Ann Todd), se enamora perdidamente de su cliente y se deja convencer de su inocencia.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Nunca ha sido uno de los trabajos más apreciados de Hitchcock, y a mí, sin embargo, siempre me ha parecido excelente y un título referencial dentro del subgénero judicial.

Desde luego no llega a la excepcional y definitiva altura de VENCEDORES O VENCIDOS, MATAR A UN RUISEÑOR, ANATOMÍA DE UN ASESINATO y –especialmente- TESTIGO DE CARGO, pero ahí está rozándoles, al más próximo de los rebufos.

Con el último título comparte secundario de lujo, el inmenso y gran histrión Charles Laughton (ya saben lo que dijo en una ocasión “no trabajar con niños, animales y… con Charles Laughton”), esta vez acompañado por Ethel Barrymore en el papel de su esposa en lugar de –la que también lo era en la vida real- Elsa Lanchester.

Tal vez algunos de los escasos peros que le podría poner haya que buscarlos en lo expresado por el propio Hitch, en la selección de un reparto impuesto por el todopoderoso David O´Selznick (participante en el guion junto a la mujer del cineasta, Alma Reville, según la novela de Robert Hichens).

Alida Valli no era la inicialmente prevista, sino que se esperaba que este hubiera supuesto el regreso de Greta Garbo, algo que finalmente no se produjo. Tanto ella como Ann Todd le parecieron excesivamente frías, aunque considero que la primera –de la que querían hacer una finalmente fallida Ingrid Bergman- aguanta bien el tipo. Y, desde luego, ambas resultan elegantes, distinguidas.

Tampoco Gregory Peck era de su agrado, pero las razones de ello a mí no me convencen, el hecho de que para él no diera el tipo de “abogado británico y un hombre muy educado”. Discrepo rotundamente. Su favorito era Laurence Olivier. No es cuestión de comparar en este caso, pero Peck, insisto, no desmerece en absoluto.

Con el que establezco quorum es con Louis Jourdan, demasiado mono e impoluto para componer a ese criado y maloliente mozo de cuadras. Ojalá hubieran escogido al previsto Robert Newton.

Bien, aclarado el apartado interpretativo, que con la distancia que otorga el paso del tiempo considero que no es tan errático, vayamos al meollo, a la historia, que resumiera muy bien el orondo cineasta. Trata sobre “la degradación de un abogado aristócrata que se enamora de su cliente”. Ello queda magnífica y sutilmente expuesto. Y es que siempre ha generado morbo el hecho de los enchironamientos o las caídas de quienes pertenecen a clases sociales elevadas. El ser humano somos así, y Hitch, voyeur y retratista por excelencia de nuestras conductas más oscuras, sabía cómo nadie trasladarlas a pantalla.

Pero, además, vuelve a quedar patente, y esto me parece de lo más destacable, la capacidad técnica y la de genial narrador que poseía su autor (por cierto, figura en su filmografía entre la genial ENCADENADOS y la virguera LA SOGA). Toda la segunda parte de la película, el proceso, está filmado magistralmente mediante un travelling circular, como esa entrada para testificar de Jourdan dándole la espalda a su señora Valli. Y ojo, también merece la pena toda la primera expositiva, la que nos irá conduciendo paulatinamente y poniéndonos en antecedentes de lo que desembocará en lo anteriormente citado.

Y luego está esa esplendida secuencia hacia el final entre Laughton y la insigne Barrymore, de diferentes y opuestas reacciones de ambos ante la sentencia.

Lo que sí volvió a quedar claro con esta producción es la animadversión del maestro hacia los todopoderosos productores de Hollywood, de ahí que, a partir de este momento, de la tormentosa relación vivida en este y en anteriores rodajes con David O´Selznick, haría todo lo posible por auto financiarse futuros proyectos.

Cierto por otra parte que fue un desastre de crítica y público, se consideró demasiado larga y pesada, pero estoy absolutamente convencido de que el tiempo la ha revalorizado. Y si no, juzguen ustedes volviendo a revisarla o descubriéndola por primera vez.

José Luis Vázquez