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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Viernes, 25 de mayo

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Foto: Alden Ehrenreich en Han Solo: Una historia de Star Wars/Solo: A Star Wars story

-El sexto y último estreno de este pasado fin de semana también lo veo el miércoles, como DEADPOOL 2. Mi instito me indidcaba que lo fuera retrasando con toda la razón de mundo. Daba igual, al final lo tuve que engullir. Me refiero a SANSÓN (SAMSON):

Todos los que se quejaron en su momento y tiempo después de la manera de actuar del estupendo Victor Mature, y en concreto de una de sus interpretaciones más señeras, SANSÓN Y DALILA, tendrían que ver esta infausta nueva versión de la historia bíblica con Jackson Rathbone, un actor de mirada bovina que hace añorar a aquél otro gigantón.

Resulta difícil de digerir esta –por ser piadoso- roma y digitalizada adaptación que fatiga en todo momento y resulta de una simplonería manifiesta.

Acabo harto de esas panorámicas por ordenador de Gaza que suenan a muchísimo más falso que el entrañable cartón del gran Cecil B. De Mille. Parece mentira que le llegaran a achacar algunos que era un cinesta rudimentario y primitivo, a no ser que esto último fuera dicho por haber comenzado su carrera en la época silente del cine.

Ya sé que no suele ser bonito comparar, pero en este caso resulta inevitable, pero el sentido del espectáculo, de la narración que poseía este, hace empequeñecer aún más las ausentes virtudes (ralentís que no vienen a cuento, secuencias de acción propias del peplum de los 60...) del firmante de esto, Bruce Macdonald.

Y no sigo porque me enfurezco como el susodicho y a saber a qué columnas y filisteos le toca en mala suerte mi arrebato.

Lo único destacable la belleza de las dos protagonistas femeninas, Frances Sholto-Douglas (Taren) y, en especial, la de una impresionante Caitlin Leahya de no menos impresionantes ojos azules como Dalila (Delilah en el original… como la fabulosa canción de Tom Jones).

A huir... como si te persiguiera este hercúleo personaje.

-No había duda este fin de semana, el estreno estrella me parece sin dudarlo y pese a las críticas regulares recibidas en su presentación en el reciente Festival de Cannes, HAN SOLO: UNA HISTORIA DE STAR WARS (SOLO: A STAR WARS STORY):

Innecesario. Eso se ha dicho unas cuantas veces del cine de Ron Howard. Y da la casualidad de que a mí lo innecesario, en general, a veces no me lo parece. Y ya en particular, a mí las estupendas películas –incluyendo la más que entretenida EL CÓDIGO DA VINCI y su notabilísima secuela, ÁNGELES Y DEMONIOS, no tanto INFERNO- de este excelente director estadounidense sí me parecen necesarias para mi pituitaria "entertainer".

También de este segundo spin off de STAR WARS, tras el notabilísimo ROGUE ONE (todos ellos incluidos dentro de ese apartado confeccionado por Disney denominado LAS PELÍCULAS ANTOLÓGICAS, autónomas e independientes entregas de las 8 oficiales de la saga pasaportadas hasta la fecha, pero enraizadas totalmente con su mundillo), he escuchado innumerables “carente de personalidad”. 

Bueno, matizo. Viva la impersonalidad de directores como este, como Robert Zemeckis, Joe Johnston, Antoine Fuqua, Raoul Walsh, Michael Curtiz, William Wyler y un larguísimo etcétera de profesionales –estadounidenses mayoritariamente- que figuran entre mis favoritos de toda la vida, desde que acudo a una sala, incluyendo la propia de casa. Y es que a veces una excesiva personalidad o autoría me resulta fatigosa, insufrible, petulante y varios epítetos más. Aunque no quisiera caer en lo que cuestiono… todo depende. No se olvide tampoco que estoy hablando de alguien –para mí sí tiene relevancia- que ganó un merecidísimo Oscar por la –también vituperada por algunos- excelente UNA MENTE MARAVILLOSA.

El caso es que su buceo en los orígenes juveniles del carismático Han Solo ofrece entretenimiento más que de sobra y aroma a cine clásico –un ejercicio nostálgico en toda regla- de toda la vida, sin ir más lejos el que destilara la inaugural STAR WARS de 1977 que, como esta, suponía un maravilloso refrito de géneros que en el pasado habían provocado la gloria y el esplendor de Hollywood: western, aventuras, policíaco, comedia, romance.

No se han arriesgado, no han innovado achacan a los creadores de esto. Y miren por dónde estoy de acuerdo, pero ello no implica necesariamente algo ni mucho menos peyorativo, sino todo lo contrario. Es lo mismo que me pasó con la rentrée de la nueva trilogía, EL DESPERTAR DE LA FUERZA. Lo que fue criticado por tantos, ceñirse a patrones preestablecidos, a mí me pareció virtud. Puede que ello sea debido al saco de años de existencia que ya voy acumulando. Pero sin complejos, eh.

De acuerdo en que quienes ya habían rodado prácticamente un ochenta por ciento del metraje total, rehecho posteriormente, los imaginativos Chris Miller y Phil Lord (LA LEGO PELÍCULA, LLUVIA DE ALBÓNDIGAS) tal vez nos hubieran ofrecido algo más divertido, iconoclasta y menos convencional, pero yo solo me atrevo a de juzgar lo que veo. Y lo parido me parece de lo más entretenido, espectacular en varios pasajes (el impresionante pasaje del tren bala en el que son magníficamente utilizados los efectos digitales, o el vuelo del Halcón Milenario en medio de un remolino) y francamente resultón.

¿Que el todavía pipiolo Alden Ehrenreich no posee la pegada ni el irresistible encanto de Harrison Ford? Es posible. Era de partida una tarea complicada, pero tampoco me parece que su labor sea crucificable. Y añadiría algo en este apartado en lo referido a su personaje. Bueno, no es mío en realidad, se lo he cogido prestado a El Antepenúltimo Mohicano, pero lo suscribo al cien por cien: “Es comprensible que buscando mostrar los inicios de este personaje, Ron Howard haya optado por un rol más ingenuo, lo que permite contemplar una evolución verosímil en su papel actual, que popularizara Harrison Ford, mucho más rebelde y deslenguado”. Y, añado, esto ya de cosecha propia, que ese primer gran amor truncado, según el motivo puede acabar dejando tal poso que determine nuestro carácter posterior, cierto rencor… y una tristeza que acaba trocándose en ironía, en aparente indiferencia o en aspecto de malote en el fondo –si se tiene- de buen corazón. Pues eso. Y a buen entendedor…

Respecto al resto de los personajes el saldo bastante satisfactorio. Emilia Clarke, esa para siempre Daenerys, madre de dragones de JUEGO DE TRONOS, presenta la suficiente ambigüedad para justificar tres años de oscuridad, ambigüedad y encanto en su vida, como para pasarme incondicionalmente a su bando. Tal vez el rey de la función –ahí sí coincido con la mayor parte de mis colegas- sea Donald Glover como Lando Carlissian, el verdadero punto humorístico de la función, gracias fundamentalmente a su antagonista/amada androide L3-37 (voz de Phoebe Waller-Bridge), todo un hallazgo. Al respecto, de estas dos damas de diverso diseño, se notan para bien los nuevos aires de empoderamiento que atraviesan la galaxia.

Y es que esta historia muy bien escrita por uno de los padres de la criatura en sus orígenes –Lawrence Kasdan, esta vez en compañía de su hijo en la realidad, Jonathan-, aunque hace alarde de fidelidad al espíritu inicial, no descuida la introducción de nuevos elementos. Por supuesto, lo que sí hace, para satisfacción de algunos, como es mi caso, es salpicarla de innumerables guiños a elementos, referencias, nombres (el SOLO como apellido), inicios de inquebrantables amistades (con el entrañable Chewbacca/Joonas Suotano) u objetos (el mítico Halcón Milenario) que forman ya parte inexcusable de tan longeva y extendida saga.

Un gratificante espectáculo, y no lo digo ya SOLO –disculpen el chiste facilón- como fiel seguidor de esta space opera, pues aún los no iluminados considero que pueden verla y disfrutarla autónomamente, siempre que no se hagan demasiado eco lo que ha dicho la crítica de medio mundo. Valoren por ustedes mismos, sin condicionantes, ni tan siquiera el mío por si alguien lo tuviera como referencia.

Finalizo volviendo a la entrada de esta reseña, pues es una verdadera y asumida debilidad desde hace muchos años. Cómo y cuánto me gusta la obra de Ron Howard, cuya gran amistad con George Lucas se remonta a los tiempos que era actor adolescente y trabajó a las órdenes de este en esa obra maestra generacional y tratante del tránsito a la edad madura que es AMERICAN GRAFFITI (téngase en cuenta  que comenzaría en la industria como actor infantil con tan solo 8 años en la encantadora VIVIR DE ILUSIÓN y en otra obra maestra, esta de la comedia, titulada EL NOVIAZGO DEL PADRE y dirigida por el genial Vincente Minnelli). El tiempo pondrá en su sitio su mucha valía, su gran capacidad técnica, su magisterio y su enorme valía como narrador. Siempre, como mínimo, me ha conseguido enfrascar, engatusar ante una pantalla y encandilarme. HAN SOLO no es una excepción. Y sin necesidad esta vez de mostrar una sola espada láser. Que la Fuerza le siga acompañando.

Frase:

“Déjame darte un consejo, da por hecho que todo el mundo te va a traicionar y nunca te llevarás decepciones”.