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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Lunes, 24 de junio

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Foto: Joaquin Phoenix y Nicolas Cage en Asesinato en 8 mm./8 MM

-No es de hace muchos años, justo cumple veinte (es de 1999), pero desde que la descubrí en aquella época, ASESINATO EN 8 MM (8 MM) pasé inmediatamente a ficharla como un gran “thriller” de final de milenio, con un tema de fondo tan sórdido como el de las “snuff movies” (vídeos reales sobre actos violentos o salvajes de todo tipo), que espero sea más una leyenda urbana que algo verdadero. No es exactamente el mismo asunto, pero inevitablemente la emparento con la excelente HARDCORE, UN MUNDO OCULTO de Paul Schrader, otra bajada a los infiernos… en este caso al mundillo pornográfico:

Creo que en su momento ASESINATO EN 8 MM no gozó del reconocimiento que se merecía. Me engancha desde el primer minuto y ya no puedo desasirme de su implacable ritmo hasta el final, un clímax logradísimo, perfectamente conseguido.  

Se podría resumir como la peripecia de un investigador que sucumbe ante sus obsesiones, una historia sobre la parte más oscura y maligna del ser humano. Historia, o guion, en este caso como prefieran, debido al mismo responsable, Andrew Kevin Walker, que firmara igualmente el de otra joya tratante en los aspectos más desagradables de la naturaleza humana, SEVEN. Y se notan las similitudes, en aspectos como la recreación de esas atmósferas enfermizas y esos mundos turbios que describe. Inicialmente iba haberse titulado SEXY WORLD, mucho más explícito, pero junto con el director, decidieron podarlo de una serie de escenas para que no le colgaran la calificación X.  

La trama de fondo toca cuestiones de extrema sordidez, la pornografía infantil, la pederastia, el hardcore y las snuff movies, pero afortunadamente esquiva golpes efectistas o moralinosos. Sí se pueden rastrear legítimas influencias, que van desde HARDCORE hasta TESIS.  

Es un thriller que parte de algunas premisas del Hollywood más convencional, pero que inteligentemente consigue trascenderlas e ir más allá. Ofrece una intriga repulsiva, aunque en todo momento absorbente.  

Su máximo responsable, Joel Schumacher, comenzó en la industria como diseñador de vestuario en EL DORMILÓN, guionista (CAR WASH) para acabar desembocando en director, con una filmografía un tanto oscilante, en la que confluyen títulos rutinarios y unos cuantos magistrales, como UN TOQUE DE INFIDELIDAD, ST. ELMO PUNTO DE ENCUENTRO, ÚLTIMA LLADA, UN DÍA DE FURIA, TIEMPO DE MATAR o el que aquí me ocupa. También nos ha regalado cosas tan infames como BATMAN FOREVER y BATMAN Y ROBIN.  

Otro de los puntos fuertes es un reparto formidable, en estado de gracia. Un inmenso como casi siempre –en algunos trabajos recientes se ha descontrolado un tanto- Nicolas Cage es el detective Tom Welles, fiel esposo y ejemplar padre de familia que lleva a cabo un descenso a los infiernos en toda regla.  

Junto al californiano, una cohorte primorosa de comparsas: el recientemente desaparecido James Gandolfini, en uno de sus papeles pre SOPRANO, está impecable en el personaje nada grato de Eddie Poole. Joaquin Phoenix como ese Max California metido en el embrollo, Peter Stormare (John Abruzzi en PRISON BREAK) como un sugestivo Dino Velvet o la “independiente” Catherine Keener como la episódica Amy Wells, conforman un caleidoscopio humano de lo más turbador y malsanamente atractivo.  

Deberían conocerla, con mayor motivo si le gustan los suspenses de alto voltaje.  

-Lo vi por primera vez en una emisión de Televisión Española, quiero recordar que en uno de aquellos felices –los de mi quinta saben perfectamente a que me refiero, aunque no se consideren cinéfilos- SÁBADO CINE… o un espacio cinematográfico similar. Su protagonista, Paul Newman, siempre me pareció magnético. Uno de mis tres actores favoritos junto a John Wayne y Cary Grant. Si yo en vez de un heterosexual militante hubiera sido homosexual no hubiera concebido un tipo más guapetón con el que pasear. Inteligente, profesional, sensible, con estilo. Y, además, por lo mucho recabado en estos años, parece ser que fue un gran tipo en lo personal. No se puede pedir mucho más. Es la cabeza más visible de un reparto de campanillas y de un drama justamente mítico, potentísimo… ni más ni menos que DULCE PÁJARO DE JUVENTUD (SWEET BIRD OF YOUTH). Es mi propuesta de clásico en el Deicy Reilly en este lunes ya plenamente veraniego. De lo más apropiado por la temperatura dramática que todavía sigue albergando cincuenta y siete años después (menudo añito ese de 1962… disculpen el guiño personal):

Nunca obtuvo un Oscar en una de sus dos grandes especialidades, la dirección, aunque sí en la de guionista adaptador de grandes obras de la literatura o el teatro universal, por ELMER GANTRY (EL FUEGO Y LA PALABRA) de Sinclair Lewis, propiciando de paso que también lo consiguiera Burt Lancaster. Da igual, Richard Brooks siempre será uno de los grandes de la historia del cine.

Fíjense si no en algunas muestras de su irreprochable currículum: LOS PROFESIONALES, LOS HERMANOS KARAMAZOV, CON LOS OJOS CERRADOS, MUERDE LA BALA, la citada EL FUEGO Y LA PALABRA, LA ÚLTIMA CAZA, A SANGRE FRÍA, SANGRE SOBRE LA TIERRA, EL MILAGRO DEL CUADRO, LA ÚLTIMA VEZ QUE VI PARÍS, SEMILLA DE MALDAD, EL CUARTO PODER, DÓLARES, LORD JIM, LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC o DULCE PÁJARO DE JUVENTUD. Todas ellas obras maestras, o sensacionales, o denomínenlas como quieran, lo que tengo claro es que no pueden faltar en una dvdteca que se precie, que se considere mínimamente decente.

Las dos últimas tiene como denominador común idéntico autor original, el elogiablemente tremendista y excesivo Tennessee Williams. Y también mismo protagonista masculino, el grandísimo Paul Newman. No me digan con cuál de las dos versiones me quedo, pues ambas son excelentes, pero tal vez por aquello de las salpicaduras románticas, sea la que aquí me ocupa ligeramente preferible.

El Newman que pulula por ambas todavía adolece del a veces molesto método del Actor´s Studio, pero este actor fue siempre tan enorme que aún con tics y todo lo que quieran, está perfecto. Por ponerles un ejemplo de esta “perversión” interpretativa, sirva de ejemplo el momento en el que le comunican el fallecimiento de su madre y ese recurso lastimero tirando de aspavientos y llanto un tanto artificial. Pero lo dicho, Newman es Newman, es como a ese amigo que queremos tanto que le perdonamos lo que con un ajeno seríamos implacables.

Son estos proyectos eminentemente actorales, pero también en esto el rudo de aspecto Brooks era un consumado maestro a la hora de dirigir egos y talentos. A Newman le secundan una exquisita Shirley Knight, como el gran amor “arrancado” de su existencia, una impagable Mildred Natwick como la entrañable Tía Nonnie, un furibundo Ed Begley (merecidísimo Oscar como característico) encarnando los peores rasgos del patriarcado, el caciquismo y el poder estadounidense; Geraldine Page como esa diva en pleno ocaso profesional y personal, incapaz de asumir los estragos originados por el paso del tiempo y la pérdida de juventud, pero resistente aún a abandonar el ruedo de la fama, del reconocimiento… y así, toda una pléyade de intérpretes de chuparse los dedos.

La intensidad denla ya de partida garantizada con esa eclosión de esos dos autores mencionados, cada uno en su apartado –literario, tras las cámaras-, pero por igual poderosos, vigorosos, firmes, contundentes.

Constituye un retrato feroz, sin miramientos, de la América moralmente más profunda, ciega por el éxito material y el dominio, inane a esos otros valores encarnados por tantos otros admirables compatriotas. Es un Williams en estado puro.

Disfruto de la banda sonora de Robert Armbruster, y de fondo de ese eterno LE MER de Trenet. Disfruto con su rugiente sentido de lo dramático. Disfruto con esa dirección sin fisuras de Brooks. Disfruto, sí lo hago, con la profunda amargura que arrojan texto y puesta en escena. Disfruto con la cascada de asuntos temáticos vertidos: con las falsas apariencias, la mala utilización del poder otorgado por el pueblo, la prepotencia, el triunfo del amor pese a todas las trabas, el engañarse a sí mismo y a los demás, la soledad, la falta de afecto, la hipocresía, la pérdida de la inocencia…

Asfixiante, sí lo es también, fue lo pretendido… objetivo cumplido. También resulta enorme, perdurable siempre en el recuerdo. Perteneciente a ese abundante cine crítico que Hollywood fabricara a espuertas en el pasado y que cada vez produce más a cuentagotas… aunque todavía queden unos cuantos resistentes recuperadores de esa brillante tradición.

Frases:

“La gran diferencia entre las personas está en haber gozado del amor o no” (Paul Newman)

“Princesa, cada uno debe volver a su propio infierno” (Paul Newman)

Apostillas:

-En un flash-back, uno de los numerosos que salpican la historia, en apenas 3 minutos se explica perfectamente lo que es actuar para la gran pantalla. Me refiero a ese primerísimo plano que le plantan a Geraldine Page.

-El verdaderamente desagradable personaje que encarna ejemplarmente Ed Begley, el despótico e hipócrita alcalde de esa localidad sureña, interpretado admirablemente por Ed Begley, bien podría ser un trasunto de Donald Trump. Hay muchos de esos individuos salpicando la todavía joven historia de los Estados Unidos.

-Puede que se forjará aquí el idilio y posterior matrimonio entre Alexandra del Lago (una sensacional Geraldine Page) y el actor tejano Rip Torn (hijo de Begley y hermano de Shirley Knight).

-Shirley Knight es otro de los puntales interpretativos de este drama sofocante, muy propio de su autor, el gran Tennessee Williams.

-El extraordinario director y guionista estadounidense, culto, amante de la literatura y hombre de acción a la vez, la dirige entre dos de sus obras maestras –de las muchas que acumularía en su filmografía-, también con interpretaciones potentísimas, EL FUEGO Y LA PALABRA (Oscar para Burt Lancaster, basada en la novela de Sinclair Lewis) y LORD JIMI (de Joseph Conrad, el autor de EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS).

-Es una OBRA MAESTRA en toda regla.