En el acervo cultural de los pueblos (entiéndase “pueblo” en concepto amplio) hay máximas, refranes y proverbios para todos los gustos. Con la globalización, además, se exportan unos y otros a todos los confines de la Tierra, hasta el punto de recitar de corrido frases de Confucio en cualquier lugar remoto de la serranía de Cuenca, por poner un ejemplo. Podría mantenerse una conversación tan solo con esos dichos del saber popular. Uno de los interlocutores principiaría la conversación con alguno de ellos, y su oponente esgrimiría el que lo contradice. Así hasta el infinito…

Hoy me voy a centrar en dos de ellos, cuya propiedad intelectual no estoy en condiciones de atribuir a nadie en concreto:

«Si deseas algo con todas tus fuerzas, lo conseguirás».

Esto se desarrollaría, en términos de física cuántica, en el sentido de que todo existe ya y no hay más que darle un empujoncito para que aflore. Así pues, deseemos algo con todas nuestras fuerzas, concentrémonos en el objetivo, visualicémoslo en suma como objetivo logrado. ¿Qué ocurre? Nada. No ocurre absolutamente nada. Sin embargo, hemos lanzado el mensaje al cosmos con toda la energía de la que hemos sido capaces y desde entonces vaga por el espacio interestelar, quién sabe cruzando qué intrincados caminos.

«Las cosas pasan cuando dejas de pensar en ellas».

Te olvidaste de que a lo largo de semanas, e incluso meses, creaste un mensaje virtual en tu mente. No recuerdas tan siquiera con cuánto ahínco dedicabas un rato cada día a pensar en ello, intentando atraer la idea para que cobrase forma. Y es en ese momento, justo en ese momento, cuando recibes la llamada, la carta o la noticia que anhelabas.

Posiblemente todo sea una mera cuestión de tiempo…