Siempre hay una última vez, como hubo una primera. No siempre se puede elegir, ni tampoco se puede adivinar cuál hubiera sido el mejor camino para recorrer ese trayecto que separa la una de la otra. Solo una cosa se puede asegurar, o probar, como se dice en el mundo jurídico: Que se hizo con mucho cariño. ¡Besos!
ÚLTIMO POEMA
Este es mi último poema.
Se ha rasgado mi alma
de arriba abajo,
como un lienzo blanco
donde escribí la vida,
bajo todas las estrellas,
que no siempre se pueden ver.
Acerco mis labios al viento de la noche
y le susurro las palabras más dulces,
que nunca más pronunciaré.
Ya no son necesarios los versos
cuando el corazón se hunde
bajo el peso de agravios,
perdonados uno a uno.
Guardo el agua de la última lluvia
en el hueco de mis manos.
Y una cascada de preguntas
en mi boca, que ya no haré.
Porque las respuestas pueden doler
como heridas de un cuchillo.
Ahora, me quedo en la penumbra
del silencio más cálido y sereno.
Dejo libres todos los versos
que aún me quedaban, como pájaros.
Para que vuelen a otros dedos.
O se queden, sin hacer ruido.
Como se queda el dolor.
Teresa Pacheco Iniesta. ©
(Los libros de la autora pueden conseguirse solicitándolos por email: tpachecoiniesta@gmail.com)