viernes, 26 de abril

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Barricada Cultural

 

De koalas y héroes

por Fernando Aceytón Sorrentini

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En los actos de homenaje a los caídos de las Fuerzas Armadas suena y se canta la pieza La muerte no es el final, una bella y sentida elegía que suele poner un nudo en la garganta tanto por su emotividad como por la puesta en escena que suele acontecer en su interpretación, tal sucede en el desfile militar del Día de la Fiesta Nacional, donde se ha convertido en el acto principal y que este año hemos visto cantar con fuerza y sentimiento (sin tarareos) a la Ministra de Defensa, Margarita Robles.

El autor de la canción es el sacerdote Cesáreo Gabaráin Azurmendi (1936-1991), que la compuso para Juan Pablo, un organista de su parroquia fallecido con 17 años. En el año 1981 el Teniente General José María Sáenz de Tejada la escuchó en un funeral y la propuso para el momento del traslado de la tradicional corona de laurel hasta la cruz en los ceremoniales militares de homenaje a los caídos. El compositor vinculado a los himnos militares Tomás Asiaín se ocupó de afinar su versión castrense, quedando instrumentada y armonizada para banda de música y coro. Cesáreo Gabaráin compuso más de 500 obras, entre las que se encuentra la famosa Pescador de hombres (“Tú has venido a la orilla…..”) que tan bien conocemos los que hemos sido alumnos de colegios religiosos.

Este viernes, durante la retransmisión en La Primera del desfile del 12 de octubre, algún perla de los que adornan la plantilla de RTVE tildó la referida pieza, interpretada en el momento más solemne de la celebración de la Fiesta Nacional, mientras S.M. El Rey Felipe VI depositaba la corona de laurel en el monumento, de canción pegadiza. No sé si se trata de un tipo que trabaja en Operación triunfo o la gamberrada tiene más recorrido. En todo caso, un tonto más y se cae al agua.

Y como hoy estoy gamberro, traigo a esta sección a un escritor, del cual la primera reseña que tuve fue a través de la Galería de Imprescindibles que publicó en la sección de cultura de los viernes del diario El Mundo mi admirado Manuel Hidalgo. Se trata de Kenneth Cook, un australiano que constituyó una total revelación en el mes de marzo del ya lejano 2011, que llegó a nuestro país con cincuenta años de retraso y más de dos décadas después de su fallecimiento (¿le suena?) a través de la editorial Sajalin que publicó quince cuentos bajo el título El koala asesino (1986). A finales de mayo de ese año Seix Barral llevó a la luz su obra maestra de 1961 Pánico al amanecer (Wake in fright, llevada a la gran pantalla en 1971 por Ted Kotcheff con el título de Outback (Despertar en el infierno fue su título en España, coprotagonizada por Donald Pleasance). Cook, nacido en un suburbio de Sydney y periodista de profesión, trabajó durante años como documentalista, recorriendo todos los confines del territorio australiano, en donde vivió aventuras con tipos incalificables y con animales peligrosos. Estas peripecias fueron plasmadas en la descacharrante colección de cuentos El koala asesino, primera parte de una trilogía denominada Relatos humorísticos sobre la Australia profunda. Como destaca Manuel Hidalgo: “Relatos divertidísimos y brutales, que siempre arrancan de forma irresistible, discurren entre el pavor y el humor más corrosivo y cáustico y nos terminan dejando tan regocijados como estremecidos….” Escritor prolífico y tipo curioso, murió en 1987, a la edad de 57 años cuando estaba acampado con su segunda esposa en una expedición y sufrió un infarto.

El vino recomendado esta semana, un rioja del enólogo borgoñón Olivier Rivière, el Rayos Uva 2017. Tempranillo, Graciano y Garnacha para un vino fresco, frutal, con una muy buena acidez y muy fácil de beber. Para disfrutar de unos buenos pinchos y aperitivos. 9,90 euros.

Sigan con salud.

 

Foto: ar.pinterest.com