viernes, 29 de marzo

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Barricada Cultural

 

La muerte del Papa Borgia

por María Delgado

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Tal día como hoy, un dieciocho de Agosto pero del año 1503, fallecía en Roma a los setenta y dos años de edad el Papa Alejandro VI, también conocido entre sus contemporáneos como el Papa Borgia, segundo de esta dinastía de origen español, que gobernó los destinos de la Santa Sede.

Este extraño deceso se produjo tras días de intenso sufrimiento, con probabilidad tras haber ingerido alimentos envenenados. El seis de Agosto de aquel año, el Papa Alejandro, su hijo César Borgia, duque de Valentinois, y otros distinguidos comensales acudieron a un banquete en su honor que se celebraba en la residencia estival del cardenal Adriano da Corneto. Tras la celebración, muchos de los invitados cayeron gravemente enfermos, estando entre ellos, el Papa y su hijo. César Borgia logró salvar su vida, tras momentos de extrema gravedad, sobre todo gracias a su juventud; pero el Papa acabó sucumbiendo a las fiebres, dejando así vacante de nuevo la sede de Pedro, que ocupaba desde el año 1492.

Alejandro VI fue enterrado en la propia basílica de San Pedro, junto a su tío que también había ostentado el Papado, Calixto III, primer Borja que hizo fortuna en Roma. Años más tarde, este monumento funerario fue destruido cuando se trasladó el obelisco de Nerón al centro de la Plaza de San Pedro, y los restos de ambos Papas fueron llevados a la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles.

La muerte de Alejandro VI ¾en el siglo, Rodrigo de Borja¾, fue objeto de todo tipo de conjeturas ya en su época, así como por los historiadores posteriores. Durante mucho tiempo se aceptó que había sido un envenenamiento, dicen que provocado por el descuido de un criado, al que César Borgia había ordenado emplear la “cantarella”, una preparación muy utilizada entonces, contra otros invitados incómodos para los Borgia, y éste erróneamente lo echó en los platos equivocados. Otra conjetura es que efectivamente fueron envenenados, pero a propósito por enemigos suyos de la curia. Sin embargo, nos encontramos también teorías históricas más novedosas que atribuyen sus convalecencias a los aires infectos del verano en la campiña itálica, donde hacían estragos enfermedades como la malaria. El propio Voltaire sostenía esta última teoría.

El fallecimiento de Su Santidad fue un duro golpe para el “partido español”, y especialmente para sus hijos, que vieron cómo se les esfumaban las posibilidades de medrar y retener el éxito. Los romanos nunca había acogido bien a esta familia de valencianos, que habían logrado escalar posiciones en la Ciudad Eterna gracias a dudosas estratagemas como un nepotismo flagrante, traiciones, y utilización de venenos.

Durante mucho tiempo, corrió ampliamente por la historiografía oficial la leyenda negra de los Borgia, como una saga despiadada en sus métodos, asesina y falta de toda moral. Hoy sabemos que gran parte de esos relatos se corresponden con mentiras, exageraciones y medias verdades difundidas por sus detractores -que tuvieron muchos, por ser extranjeros y no italianos-. El Papa y su partido no actuaron de un modo distinto a cómo lo hacían otros grandes clanes de la época. La utilización de ponzoñas como arma mortal, el descarado nepotismo, y la búsqueda de alianzas contra natura resultaban habituales, pero como esta familia eran unos advenedizos que lograron progresar en la gran capital de los Estados Pontificios, fueron odiados y vilipendiados con saña por las grandes familias romanas de siempre, como los Colonna o los Orsini, muy celosos de su posición y sus privilegios.

No podemos saber cómo habría cambiado la Historia posterior de haber logrado sobrevivir Alejandro VI en 1503, pero sin duda habría sido muy distinta. La dinastía que él creó aún habría tenido mucho que decir durante el siglo XVI.

Seguiremos hablando en otro momento de los Borgia, ya que fueron unos personajes que nos dejaron muchas historias que narrar. Conocer los secretos de esta intrigante familia resulta fascinante.

¡Nos leemos!