Magritte, Simenon, Hergé, Tintín, Milou, Haddock, Jacques Brel, Brujas, el Atomium, Jan Allaerts, Comme Chez Soi, y hasta los mejillones. Bélgica ha dado grandes cosas, pero lamentándolo profundamente hay que destacar que le petit plat pays ha devenido en le petit pays de merde. Una suerte de Eurabia con capital en el barrio de Molenbeek, en el que los islamistas campan a sus anchas, pero que se permite el lujo de dar lecciones jurídicas al Tribunal Supremo de una nación europea, que se supone es socia y amiga, protegiendo a unos golpistas. ¿Saben algo los belgas de España al margen del sol, la playa y los toros? ¿Les jode saberse un paisito medio lelo, una especie de chiste de leperos (con perdón) para los holandeses? Lo mismito que los alemanes (otros que tal) de los que puede decirse que “consejos vendo y para mí no tengo”. Al final lo que se ventila es ese complejo de superioridad de la Europa del norte hacia la Europa mediterránea y sureña. Y la envidia. Queridísimos europeos: que os den.

Ya nos hemos referido en esta sección en alguna ocasión al Sr. Montoro, D. Cristóbal, el ínclito ministro de Hacienda del gobierno del Sr. Rajoy, D. Mariano. Ahora, un grupo de treinta y cinco catedráticos de Derecho Financiero y Tributario se han unido, en una iniciativa poco habitual, para denunciar el deterioro de la seguridad jurídica por parte de la Administración Tributaria. La Declaración de Granada la han llamado. Consideran que la Hacienda española dirigida por el referido tipo contempla a los contribuyentes como súbditos y no como ciudadanos. Ya va siendo hora de que alguien plante cara a este sujeto siniestro. Y luego se preguntará el PP por qué pierde votantes a chorros. Ahora bien, como escribe Juan Ramón  Rallo, “la fórmula para minimizar semejante relación de servidumbre y sometimiento pasa, sobre todo, por minimizar el tamaño del Estado y el consiguiente botín tributario de la administración.”

Mientras escribo estas líneas juega en el Wanda Metropolitano el Atlético de Madrid. Lo hace en el día de la despedida de un grande, Fernando Torres, y tras ganar la Europa League. Ni por esas conseguirá el Atleti el respeto del estamento arbitral y de los rivales. Hoy le ha tocado al Eibar pretender aguar la fiesta a los colchoneros. Nada se juegan (de hecho, no han bajado a segunda y por ello deberían dar gracias) pero vienen como siempre a reivindicarse ante los mismos, lo que no suelen hacer cuando visitan los otros dos grandes estadios; dando estopa con ilusión y con el consentimiento del colegiado, que ha tenido a gala expulsar a Lucas, en una jugada en la que el jugador ha salido sangrando, y desarbolando al equipo, que es lo que mola. Muy bien, Sr. Árbitro. Algún día se depurarán responsabilidades. No lo duden. Me quedo con los goles del Niño, los de hoy y los de siempre. Gran jugador y mejor persona, que al final es lo que cuenta. Gracias, Fernando. ¡Aúpa Atleti!

El vino de la semana es una garnacha navarra: El Piano 2014, de Gonzalo Celayeta. Suave, sutil, con buena acidez, frutal y especiado. Y a muy buen precio. Ideal para legumbres y carnes, especialmente aves.

Sigan con salud.

Foto: planetacurioso.com