miercoles, 24 de abril

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Opinión

Ser creíble y además parecerlo

Por Fermín Gassol Peco

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A la mujer del Cesar no le bastó con ser honesta, tuvo además que parecerlo. Una frase que ha pasado a la historia y que utilizamos con mucha frecuencia cuando queremos referirnos a la credibilidad que damos al comportamiento de una determinada persona y también a la fiabilidad moral de un acontecimiento; la calificación ética de un hecho y el adecuado testimonio del mismo a los demás, lo que puede considerarse como la estética de ese comportamiento. 

Hasta ahora lo importante era que el hecho tuviera el cariz de ético bien en la esfera de lo privado y sobre manera en la relación con los demás; primera y fundamental condición era obrar de manera adecuada y además hacerlo de manera creíble. De ahí que la estética fuera una condición añadida para la estimación de la ética. ¿Sigue siendo esto así hoy en nuestro comportamiento social? Pues sospecho que en más de un caso sucede que no. Lo importante hoy son las maneras, las formas, la representación agradable y civilizada de cualquier opinión, problema o decisión aunque lleve dentro un desacuerdo, una afrenta, un insulto, una injusticia o mentira. 

Hoy prima la estética no solamente en el aspecto físico y ornamental sino en el ambiental, cultural y social. También en el mundo de la política o en el de la diplomacia. La estética ha adquirido hoy tal importancia para que un hecho sea aceptado por bueno, que hemos de preguntarnos sobre la existencia de una ética de la estética. Si no estaremos utilizando a ésta como una agradable mano de pintura dada sobre situaciones de injusticia, abuso, miedo, intolerancia para tapar la verdadera naturaleza de los hechos. 

Lo estético es agradable y deseable cuando es adecuada expresión de lo que realmente se quiere hacer o decir. La estética no es un valor en sí mismo, es el atributo que tienen todas las personas de buen gusto y mejor conducta.