viernes, 26 de abril

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Opinión

El regionalismo Manchego

Artículo de opinión de Emilio Nieto López, Primer Decano de la Facultad de Educación UCLM

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El 15 de junio de este año 2018 se cumplen 149 años de la firma, en Valladolid, del Pacto Federal Castellano (15 de junio de 1869) por representantes de 17 provincias castellanas entre las que se encontraban Albacete, Ciudad Real Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo. Ese mismo año, pero unos meses después, concretamente en el mes de septiembre, los delegados del Partido Republicano Federal de las provincias de Albacete, Ciudad Real y Cuenca, Reunidos en Alcázar de San Juan, firman el Pacto Federal Manchego. En definitiva en ese año, importantísimo para el nacimiento del regionalismo manchego, los mismos representantes federales firman dos documentos significativamente diferentes, uno alude a la gran nación castellana y el otro se concreta en el regionalismo de la Mancha sin la provincia de Madrid.

El 11 de febrero de 1873, después de cinco años de la Gloriosa Revolución de Septiembre, también llamada la Revolución Septembrina, que destronó a Isabel II, se proclamó la Primera República Española que solamente duró once meses y que fue presidida por cuatro presidentes en un tan corto periodo de tiempo, ya que por el pronunciamiento del General Martínez Campo el 29 de diciembre de 1874 en Sagunto se proclamó rey de España a Alfonso XII hijo de Isabel II lo que supuso el final de la primera iniciativa democrática y por consiguiente también se rompió con todo un proceso de descentralización, muy aplaudido por muchos partidos republicanos federales.

El movimiento regionalista manchego, así como otros muchos movimientos regionalistas españoles sufrieron un parón total después de la I República hasta que en el año 1906 se constituyó el Centro Regional Manchego en Madrid cuyo primer presidente fue el General albaceteño Federico Ochando y Chumillas, con el objetivo, según indican sus estatutos, de fomentar lazos de solidaridad entre las cuatro provincias, Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. En palabras de Daniel Bascuñana Charfolé, uno de los fundadores del Centro Regional Manchego, éste (el Centro) era como una especie de Cámara Regional y tuvo viso de Consulado de la Mancha en Madrid. Este hecho es de suma relevancia para comprender y entender la constitución de nuestra región. Más de 28 protectores insignes se reunieron en Madrid para constituir esta asociación manchega, entre ellos, figuraban las siguientes personalidades D. Francisco Aguilera y Egea, D. Ramón Melgarejo, marqués de Salinas, D. Santiago Sandoval, obispo prior de Ciudad Real, D. Alfonso Muñoz y González Dueñas, V Conde de Retamoso, D. Mariano de Silva-Bazán y Carvajal-Vargas. XIII Marqués de Mudela etc.

Como ya he señalado, desde el inicio del movimiento regionalista manchego, se produjeron dos tendencias claramente diferenciadas, los que opinaban que la región manchega debía estar fuera del castellanismo, representado por la Vieja Castilla incluida la provincia de Madrid y los que defendían un regionalismo castellano con dos capitales, Valladolid para Castilla la Vieja y Madrid para Castilla la Nueva. En la reunión celebrada en Valdepeñas en el año 1914, bajo la idea de discutir sobre la creación de la Mancomunidad bien castellana o manchega, de conformidad con el Decreto de Mancomunidades promulgado por el conservador Eduardo Dato, en diciembre de 1913, se llegó al acuerdo definitivo de desechar la idea de mancomunidad castellana para apoyar la mancomunidad manchega

Esta misma idea es defendida por la Asamblea de la Juventud Central Manchega que en 1919 acordó pedir a las diputaciones de Ciudad Real y Cuenca que rechazasen cualquier relación con Castilla y por el contrario se pusieran de acuerdo con Albacete para realizar una Mancomunidad Manchega tal como ya lo habían realizado la mancomunidad catalana, valenciana y castellana con León. Estos primeros años del movimiento regionalista manchego fueron de gran euforia y aplauso general de la sociedad tal como demuestra el mitin multitudinario celebrado en Daimiel el 10 de agosto de 1906 y organizado por el Centro Regional Manchego. En dicho acto se exhibió por primera vez la bandera regional compuesta por cuatro colores: negro representando a Toledo, Rojo a Cuenca, Azul a Ciudad Real y blanco a Albacete y en el centro el escudo de España y adornada con una corbata con los colores de la bandera española. Tal vez esta primera bandera había sido elaborada en el pueblo manchego de Daimiel y allí se quedó perdida para siempre.

En 1918 un grupo de estudiantes de la Escuela Normal de Albacete visitaron el Centro Regional Manchego en Madrid siendo recibidas por el presidente, el senador del Reino D. Vicente Buendía. Debido a la magnífica acogida, las estudiantes se comprometieron a bordar la bandera de la Mancha bajo la dirección de Doña Ángeles Miranda. Una vez concluida la obra, en un acto celebrado el 14 de junio de 1919 en el Teatro Cervantes de Albacete la directora de la Escuela Normal de Albacete, Doña Pilar Bris hace entrega al Presidente del Centro Regional Manchego de la nueva bandera de la Mancha. Ese mismo año, concretamente el 20 de marzo de 1919 se publica en la revista Vida Manchega el Himno de la Mancha con música del maestro Segura y letra de Martín Ramales. En 1927 se divulga una versión mejorada de la letra del Himno de la Mancha firmada por Francisco Colás.

Todo este movimiento regionalista, con gran alcance social y político tuvo gran auge durante toda la Restauración borbónica pero fue prácticamente borrado con la dictadura de Primo de Rivera en el año 1923 hasta el punto de perderse la bandera, realizada con gran esmero por las estudiantes de la Escuela Normal de Albacete y el Himno Manchego así como la clausura del Centro Regional Manchego en Madrid. Es cierto que durante la dictadura franquista existieron organismos representativos de la Mancha en Madrid como el creado en 1962 con el nombre de Consejo Económico Sindical Interprofesional de la Mancha y algunas asociaciones potenciadoras de nuestra tierra como el Movimiento Popular Manchego pero todas estas ideas tuvieron poca credibilidad y prácticamente se olvidaron, tal vez porque no podían hacerlo, como lo hicieron los primeros movimientos regionalistas manchegos.

Ya en la transición a la democracia se volvió a polemizar sobre la creación de la Comunidad Autónoma con las provincias de Castilla la Nueva y Albacete con el nombre de Castilla Sur cuyo máximo defensor fue el castellanista Juan Pablo Mañuecos y el partido político el PANCAL. Esta idea fracasó en beneficio del proyecto manchego promovido por Antonio Fernández-Galiano, que más tarde sería elegido el primer presidente de la Comunidad Autónoma de Castilla la Mancha, cuya idea era, como así fue, constituir una comunidad autónoma alejándose de Madrid y de alguna manera apartándose del movimiento castellanista.

Aún siento en lo más profundo de mi corazón aquellas palabras del ya citado fundador del Centro Regional Manchego, Bascuñana Charfolé: La pasividad regional, la abulia de las llanuras, la apatía manchega, la execrable pasividad regional, han sido los elementos fundamentales de la situación de olvido en la que nos encontramos. Es cierto que con mayor o menor intensidad hemos clamado en el desierto del olvido porque nuestra región tuviera una voz significativa dentro de todas las instituciones políticas, económicas, sociales y culturales de España. Es cierto que hay que reconocer la labor que, durante estos años, han tenido publicaciones como Ecos de las Provincias, Ecos de la Mancha, la Mancha Agrícola e Industrial, Solidaridad Manchega, Vida Manchega, Cuadernos Manchegos y un largo etcétera, que sería prolijo enumerar. Es verdad que algunas voces políticas han cruzado las tierras manchegas y sus ecos han llenado de luz los cielos espléndidos de la Mancha como lo han hecho los partidos políticos regionales como el PANCAL (Partido Autonómico Nacionalista de Castilla y León, el PRM (Partido Regionalista Manchego), el PRCM (Partido Regionalista de Castilla la Mancha) o como sigue haciéndolo el Partido Unidad Castellana y otros de menor entidad. Pero a pesar de todos los esfuerzos realizados los castellanos manchegos han olvidado que tuvieron un gran movimiento regionalista con su bandera y su himno y que deben volver a recordar y nunca olvidar sus orígenes porque el pueblo que olvida su historia también se olvida de él mismo.