viernes, 29 de marzo

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Opinión

La mujer es la pieza fundamental de la Educación y de la Sanidad en España

Artículo de opinión de Emilio Nieto López, Primer Decano de la Facultad de Educación UCLM

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Foto: arainfo.org

Los primeros años de la vida del ser humano, sobre este planeta que hemos llamado Tierra, son los más importantes para la formación global del ser humano y como dice Jean Piaget, uno de los psicólogos e investigadores más importantes de la historia de la evolución del conocimiento en las distintas etapas del crecimiento, si el cuerpo evoluciona rápidamente en los primeros años de nuestra vidas, nuestras capacidades mentales también evolucionan a través de una serie de fases cualitativamente diferentes entre sí.

A partir de la etapa preoperacional (tal como dice Piaget), es decir, de dos a siete años de edad, en la que predomina el pensamiento mágico-simbólico, el ser humano interioriza la información exterior que le rodea de una forma en la que predomina el cuento y en la que la realidad es interpreta como si se tratara de personajes de ficción. El mundo es un cuento en el que se mueven personajes que captan la atención preeminente del niño. Rápidamente, sobre los siete años nos adentramos en la Etapa de Operaciones Concretas, con una duración, más o menos de unos cinco años, es decir de siete a doce años. El conocimiento se adquiere asumiendo la realidad que nos rodea pero por medio de operaciones abstractas y concretas. Todo lo que nos rodea tiene un significado y es preciso conocerlo desde la lógica y desde la explicación de sus contornos. Estas dos fases de asimilación de la realidad queda completadas con la Etapa de las Operaciones Formales en la que la realidad que penetra en nuestro conocimiento adquiere tientes de investigación de análisis y de respuestas. Esta etapa durará hasta la muerte del ser humano.

Estando de acuerdo con el Psicólogo e investigador suizo parece que la mayoría de los aprendizajes, formación del carácter y adquisición de conocimiento como compendio de los procesos que conducen a la memoria, a la atención, al lenguaje, a la percepción, a la inteligencia y a la planificación y dentro de estos procesos, los seres humanos también adquirimos las nociones de comportamiento, de valores, de relaciones con los semejantes y con el mundo así como con sus pautas sociales, culturales, políticas y referenciales, se aprenden y se interiorizan en las primeras etapas de desarrollo de la vida.

Pues bien, si nos acercamos un poquito más al lugar o lugares y personas que más cerca están del niño, en estas etapas de la vida, comprenderemos rápidamente que son los padres los primeros actores de este proceso pero rápidamente, no puedo decir que la maestra pueda sustituir a los padres, pero sí debo indicar que tanto en la Etapa de Infantil con el 96% de mujeres, como en la de Primaria con el 76% de mujeres, son las encargadas por la administración educativa para implementar los conocimientos, los valores, las normas, y los procesos de aprendizaje de los niños. Si Piaget cree que el aprendizaje es un proceso de construcción constante de nuevos significados y que el protagonista de ese aprendizaje es el propio aprendiz y por lo tanto se acerca mucho más a la enseñanza personalizada e individual, quien pone a disposición de ese aprendiz el mundo que le rodea es evidente que en un 96% es la maestra, es decir la mujer. Es cierto que Vygotsky apuesta por una implicación mucho mayor, en los procesos de aprendizaje del ser humano, del medio cultural y social que rodea a ese aprendiz que resulta ser el niño, pero también en ese entorno que es la escuela de infantil predomina la mujer muy ampliamente.

Si muchas veces hemos señalado a la escuela como el elemento más importante, después de la familia en los dos primeros años de la vida, en la adquisición de la cognición y por lo tanto en el aprendizaje de los roles sociales y valores de la sociedad democrática en la que, tenemos la suerte de vivir, parece una contradicción soberana que aún sigamos, como dicen las feministas, en un mundo machista en el que el hombre, educado por la mujer, sea capaz de subyugarla y esclavizarla con una gran discriminación en los campos laborales, sociales y culturales. O la educación actual, ejercida en una inmensa mayoría por las mujeres, no sabe proporcionar las habilidades y destrezas necesarias para producir el cambio social o por el contrario, la educación que hacen las mujeres se vuelve contra ellas mismas y no consigue el objetivo que se grita en las calles de la igualdad.

Claro está que hablar de igualdad en la educación o en cualquier aspecto de esta vida es como predicar en el desierto más absoluto porque nadie es igual a nadie y nunca se debe educar y formar a todos por igual sino dependiendo de su capacidades. Cuando se grita igualdad en las calles, grito éste elaborado meticulosamente en el taller de la propaganda marxista y copiado por los líderes nacionales del denominado partido reformista, el único objetivo que se quiere conseguir es el de manipular la opinión pública con grandes mentiras o promesas que nunca se harán realidad como ocurrió en el sistema comunista experimentado en los países del este europeo.

Se puede hablar de igualdad de oportunidades para poder estudiar, o igualdad en el salario por desarrollar la misma función, o igualdad en el acceso al mundo laboral conforme a mérito, capacidad y publicidad, pero al igual que en este mundo no existe la felicidad, la bondad, la justicia absolutas, tampoco existirá nunca la igualdad sencillamente porque es imposible en un mundo hecho de seres diferentes.

Me parece muy bien que se reclamen los derechos de una forma pacífica y me sobran razones para decir que muchas de las voces que se dieron el día ocho de marzo del dos mil diez y ocho no eran correctas y vamos a demostrarlo con números. En España hemos señalado que la educación infantil, primaria y secundaria está encomendada, en su inmensa mayoría, a las mujeres, pues bien de los 2.519.280 millones de empleados públicos que hay en nuestro país 1.374.026 son mujeres es decir 228.772 más que hombres. Las Comunidades Autónomas emplean a 1.294.765 personas de las que el 66,2% son mujeres. En la Sanidad pública el 89,76% también son mujeres. Solamente en la Administración Pública Estatal hay más hombres que mujeres. En definitiva el empleo público de las Comunidades Autonómicas, con el 51,3% de todo el empleo de España y el empleo en las Administraciones Locales con el 21,79% la mujer es muy mayoritaria.

La cifra de 228.772 empleos de mujeres más que de hombres en el sector público es una cifra muy considerable y parece razonable que todos los ciudadanos lo sepan para decidir si las reivindicaciones femeninas son justas en el sector público, es decir aquel que pagamos con nuestros impuestos. Por otro lado la manifestación no sé exactamente contra quien se hacía porque si era contra el actual gobierno, ellos también se manifestaron en la prensa y en las redes sociales y si era contra el hombre no me parece ni razonable ni justa porque tanto la mujer como el hombre o el hombre como la mujer deberán solucionar sus problemas conjuntamente y no creo que éstos se solucionen por medio de manifestaciones sindicales que pactan con los gobiernos de turno las subidas salariales, las plazas de oposiciones, las condiciones laborales etc…. y que en su pancartas se podía leer: Contra el neoliberalismo y contra el capitalismo. La talla 38 me aprieta el chocho. No creo que el feminismo sea una corriente política que quiera alcanzar el poder por medio de luchar contra el hombre opresor y con el que comparte la vida de sus hijos. Y me parecen absurdos esos gritos de sexo que se oían cuando la mujer es libre de usar la talla de vestido que mejor le convenga.

Creo que ha quedado claro, y así lo han manifestado los números, que en el sector público el que está discriminado es el hombre y al que le corresponde manifestarse es al hombre para tener los mismos derechos que la mujer y por lo tanto solicitar a los poderes públicos que se constituya, más pronto que tarde, el Instituto Nacional del Hombre y así cumplir el artículo de la Constitución Española que reza: LOS ESPAÑOLES SON IGUALES ANTE LA LEY SIN QUE PUEDA PREVALECER DISCRIMINACIÓN ALGUNA POR RAZÓN DE NACIMIENTO, RAZA, SEXO, RELIGIÓN, OPINIÓN O CUALQUIER OTRA CONDICIÓN O CIRCUNSTANCIA PERSONAL O SOCIAL.