Acabamos de celebrar el “Go Texan Day” o día de Texas. Un año más, justo antes de que empiece el Rodeo de Houston, la gente saca sus botas de “cowboy”, los cinturones con hebillas historiadas, las camisas de cuadros y los sombreros “de diez galones” y lo mismo van a trabajar de esa guisa, que a hacer la compra o a tomar unos tragos por la noche, que para eso siempre cae en viernes.

¿Qué tiene de especial? Pues precisamente eso, que más allá de ser un día típico de comer barbacoa o de ver todo lleno de banderas con la estrella solitaria, se promueve y se anima a vestir de “cowboy”. Para que me entendáis, es como si en el día de Castilla-La Mancha, además de ir a trabajar, fuerais (fuéramos) vestidos de manchegos, las mujeres con los refajos de rayas, los mandiles y las camisas negras, y los hombres con los chalecos bastos, las fajas rojas, los blusones y las abarcas. O en Andalucía se fueran vestidos de sevillanas. O en Madrid de chulapos. Sí, a trabajar…

Así que en la oficina, este viernes, todo el mundo vestía vaqueros, y la mayoría calzaba las botas puntiagudas de piel labrada que no faltan en casi ningún armario texano. Ya os conté hace tiempo que aquí se ven todos los días empleados vistiendo esas tradicionales botas con el traje o los pantalones chinos, pero lo del “Go Texan Day” va mucho más allá. Consiste, esencialmente, en sacar del armario el atuendo “básico” del Rodeo y ponérselo para ir a trabajar. Y todo ello sin pensar por un minuto que va uno disfrazado. Es el día de Texas, es la ropa de Texas, y es su manera de expresar el orgullo de ser de Texas.

Aunque no hay un origen claro de esta fiesta, al menos en Houston, la celebración del Rodeo desde 1931 ha sido el auténtico catalizador y propulsor. Y especialmente en los últimos veinte años, colegios, empresas y todo tipo de servicios y tiendas se han ido sumando a la llamada del pantalón vaquero, la camisa de cuadros y las botas. Incluso el Departamento de Agricultura del estado escogió esa expresión, “Go Texan”, para promover el consumo de los productos “made in Texas”.

En esta línea, en los colegios y guarderías, por ejemplo, es muy típico que los niños además de ir vestidos, ofrezcan algún tipo de espectáculo para los padres, como un “line dancing” o baile “cowboy” tradicional (¿os acordáis del “No rompas más” de Coyote Dax y su baile asociado? Pues algo así…), y me comentaba alguien que hasta llevan ponis a algunos centros para que los niños los monten o se acerquen a acariciarlos.

Y, como decía más arriba, algunas empresas invitan o animan a sus empleados a vestir “del oeste”, y otras los obsequian con barbacoa texana para comer (ternera marinada asada a fuego lento, cerdo mechado, ensalada de patata o patata asada, dulcísimos pasteles y compotas de frutas). En nuestro caso, como veis en la foto, la mayoría de compañeros sacaron brillo a las botas, y alguno hasta se atrevió con el sombrero. Y no faltaron las camisas de cuadros y algunos flecos en las cazadoras. El inicio del Rodeo, por cierto, fue el tema estrella de la jornada.

¿Y yo? Pues me puse mis vaqueros y mis botas marrones de piel vuelta de Zara, lo más aproximado que encontré. Y es que, a las puertas del Rodeo un año más, y van cuatro, sigo sin tener o comprar unas botas tejanas. Que no me veo, oye.

Supongo que todavía me tiran demasiado el refajo de rayas y los fandanguillos manchegos…

Foto: Para muestra, un botón. Aquí veis las botas de mis compañeras Claudia, Tori y Chelsea.