viernes, 19 de abril

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Haciendo las américas

Un mar de voluntarios

por Lola Romero (Houston)

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Me había decidido esta semana por un tema más alegre que los de las dos últimas publicaciones, algo más “ligero” y divertido para cambiar de tercio. Pero como suele pasar(me), un apunte en una revista me ha hecho cambiar de opinión.

Supongo que, al igual que ocurrió con “nuestro” Harvey, no os ha pasado desapercibido en las noticas el huracán Irma que ha afectado a Florida. Está siendo un año atípico, dicen, de huracanes y tormentas tropicales muy activos, que no han hecho más que dejar catástrofes y, sobre todo, miles de damnificados: los barrios anegados, los coches medio flotando en autopistas que parecen ríos, las fotos familiares salpicadas de barro y las cacerolas secándose en los caminos de entrada a las casas medio derribadas para permitir el secado de la estructura…

Se sigue oyendo eso de que “esto es lo nunca visto”, en todos los sentidos, aunque en los últimos días, más que a los récords de lluvias, vientos o árboles caídos, se haga referencia a la movilización ciudadana y a las posibilidades de voluntariado que las tormentas también han traído.

Y es que es impresionante. Sigue siendo impresionante a pesar de que, por ejemplo en Houston, ya ha pasado casi un mes desde el huracán. Todo ha ido evolucionando, y si al principio la urgencia y los primeros movimientos tenían que ver con los albergues para resguardarse de la lluvia, la comida y la ropa para los que habían tenido que dejar sus casas con lo puesto, ahora los voluntarios se ofrecen para ayudar a limpiar las casas, para alojar a familias hasta que los albañiles terminen las reformas necesarias para poder volver a vivir en las casas inundadas, o para donar materiales escolares a los niños que perdieron los suyos bajo el cieno.

A lo largo de estas semanas, todo tipo de ideas para ayudar a los más perjudicados han surcado mis redes sociales y mis conversaciones con los amigos, aunque me han llamado especialmente la atención los ofrecimientos para realizar la colada de familias que hubieran perdido sus electrodomésticos (amén de la casa, claro), las donaciones de maquillaje y productos cosméticos, así como entradas para un concierto.

Evidentemente, uno siempre piensa primero en comida, ropa, cosas de aseo personal, o como decía más arriba, materiales escolares para los niños, cuando hay una tragedia de este tipo. Pero disponer de ropa limpia si la tuya se ha salvado pero no puedes usar tu lavadora, me parece también de gran ayuda. Y desde el punto de vista del voluntario que se está ofreciendo, es algo relativamente fácil que no requiere donación económica ni acudir a un centro o albergue. Me pareció original cuando lo propusieron las mamás en un grupo de Facebook, argumentando algunas que no podían “comprar” cosas para donar, y otras que no podían acudir a un centro porque tenían un bebé recién nacido o tenían que trabajar. Era su granito de arena.

Por otro lado, lo de tener algo de maquillaje disponible si tienes que volver a trabajar (porque si no, no cobras), me pareció mucho más superficial, pero hasta cierto punto entendible.

Justificaba quien lo propuso que “podía hacer sentir mejor” en medio de tanto destrozo, y sobre todo, podía proporcionar “más confianza y seguridad” si se trabajaba de cara al público.

Respecto a lo de las entradas para un concierto, decía la chica que lo ofrecía que quería que alguien aprovechara ese rato para relajarse y olvidar un poco los problemas. Pero no sé si al final encontraría destinatario…

Ha habido, y todavía hay, más ideas-ofertas de ayuda, como preparar comida caliente para los que están limpiando casas, comprar productos de limpieza específicos para el moho, juguetes para los niños… y me consta que son muchas las empresas que han creado fondos de ayuda para sus empleados afectados.

Harvey, al igual que Irma en Florida, ha arrasado a su paso, pero no sólo ha dejado agua. El “mar” de voluntarios, la “lluvia” de ideas para ayudar será algo que no se secará o se drenará como lo harán en algún momento las aguas estancadas. Es el “silver lining” que dicen aquí. El lado bueno, el rayo de sol que irrumpe entre los nubarrones.

 

Foto: Visto en twitter. @Michaelberrysho, @Haidaprincess, @Brolandoooo