jueves, 25 de abril

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Haciendo las américas

Sabor a vacaciones

por Lola Romero (Houston)

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Se cruzan estos días por los pasillos las miradas tristes de los que han vuelto ya de España y las sonrisas deseosas de los que volarán en los próximos días. Así, mientras unos deshacen la maleta, y van rellenando la despensa con el queso, las conservas y el pimentón, otros la preparan, dejando hueco a los encargos de la familia (esos IPads, o las Converse…) y a los regalos. Es lo que tiene la vida de los españoles por el mundo, siempre acarreando maletas…

Me parece curioso ver cómo los que vuelven hablan de lo bien que se vive en España, del “pescaíto” y el jamón que han comido, de las cañas que han compartido con los amigos o lo que han corrido sus hijos con los primos por el pueblo, mientras que los que van para allá hacen inventario de las cosas que tienen que hacer allí y de la gente que tienen que ver. Oyéndolos, un americano pensaría que España es el paraíso.

Sin embargo, y he aquí donde reside el mayor interés para mí, esa idealización y nostalgia desaparece en unos minutos si seguimos la conversación. A las bondades de la comida en España sigue casi sin solución de continuidad una retahíla de quejas sobre cómo sigue el país por la crisis, por el calor que hacía en el AVE porque se estropeó el aire acondicionado en el viaje de Madrid a Málaga, por no poder aparcar en cualquier sitio en Toledo, o por la cita para dentro de un año que le han dado a un familiar para una resonancia magnética. Si el americano de antes se incorporara en este momento de la conversación, pensaría que España es un horror.

Y es que así son las dos caras de esta misma moneda, la que nos ha tocado en suerte los que vivimos en el extranjero, y aunque habrá diferencias entre países y, por supuesto, circunstancias específicas, me da la impresión de que la mayoría sufrimos un poco esa bipolaridad del “¡qué bien se vive en España!” y a la vez “que rollo que en España no se puede esto o lo otro”, como en el país de adopción.

Creo que ya he comentado alguna vez que los americanos que conozco casi siempre se muestran sorprendidos de los críticos que somos con nuestro país. No les entra en la cabeza que comentemos tan abiertamente la corrupción política, o los problemas de la crisis, y que alabemos las parodias y los “memes” sobre ello. Pero ya se vuelven locos del todo cuando, a pesar de la sorna, defendemos a ultranza nuestra cultura y nuestras tradiciones. Y cuando nos ven como almas en pena deseando que llegue el verano, o Navidad, para volver a casa. “Spain is different”, que decían ya hace sesenta años…

Parece que uno de los hipermercados más famosos de Texas ha tomado nota de nuestra “morriña”, y desde el 26 de julio hasta finales de agosto ha preparado una promoción especial de productos de España. “¡Viva España!” dicen los carteles, aunque la selección ofrecida no recoge ni de lejos lo mejor de nuestra cocina y nuestros vinos. Pero oye… Qué gusto ver esos colores mientras llega Navidad…

 

Foto: Lola Romero