martes, 16 de abril

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Haciendo las américas

Lo que echo de menos

por Lola Romero (Houston)

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A lo largo de los ciento treinta y seis artículos que llevo ya asomándome a esta ventana digital no he dudado en contar lo que más aprecio de este país y sus ventajas, así como tampoco he tenido reparos en hablar de lo que me sorprende y de lo que no me gusta. Y en todas esas pinceladas, estoy bastante segura de que se me ha escapado la nota nostálgica de echar algo (mucho) de menos.

Por eso esta semana voy a probar algo nuevo: haré una lista de las cosas que más echo de menos de España. Algo que, además, parece ser que despierta mucha curiosidad a ambos lados del Atlántico, ya que todos los americanos que conozco me lo han preguntado en algún momento, y no digamos ya mi familia y mis amigos.

La lista es más larga, pero esto es lo más importante que de una manera o de otra, recuerdo casi cada día:

1) La familia, obviamente. Es verdad que con Facetime o Skype puedo hablar con ellos y verlos casi todos los días, pero no es lo mismo. Al final se siente de alguna manera la lejanía. Y no me he acostumbrado a perderme todas las celebraciones familiares.

2) Mis amigas, cómo no. Recientemente mi amiga Almu ha tenido una niña, y me ha dado una pena enorme no poder ir a verla. Igual que con la familia, tenemos un grupo de Whatsapp muy animado, pero no es lo mismo…

3) Mi trabajo como reportera dicharachera, como decía una de mis amigas medio en broma. Sí, extraño la posibilidad de conocer y contar mil y una historias cada día, entrevistar gente interesante y hasta la rutina de las ruedas de prensa de la política local.

4) Los puentes y festivos. Hasta que no trabajas aquí, no te das cuenta de la cantidad de días “libres” que tenemos en España. Desde que empezó el año, aquí sólo hemos tenido dos días de fiesta.

5) El jamón. El ibérico de verdad, a un precio que no sea astronómico…

6) El pan. Esta es la tierra del pan bimbo, así que todo, hasta la barrita que lleva el nombre de “baguette” suele ser pura goma. En alguna panadería especializada se puede encontrar algo medio decente, pero en general no hay “buen pan”.

7) El tomate frito. Puede parecer increíble, pero no hemos encontrado un tomate frito que se parezca al de “estilo casero” de las marcas españolas. Todo aquí son salsas de tomate especiadas y bastante poco naturales.

8) La variedad de embutido. Pues sí, echo de menos los paquetes de lonchas de chorizo, salami, o salchichón. También la mortadela y el chopped. Y eso que cuando vivía en España no lo compraba… Pero no sé, es como si me faltara algo en los estantes cuando voy a hacer la compra aquí.

9) Las latillas de conserva. Los mejillones, los berberechos, las sardinillas… y no, tampoco comía de nada de eso en España, pero son muy socorridas si tienes que sacar un aperitivo…

10) La variedad de pescado. Es increíble el poco pescado que come la gente aquí, y eso que Houston tiene puerto. En el supermercado encuentras mucho salmón y Red Snapper (una variedad autóctona), algo de atún, lenguado y bacalao, y para de contar. Gambas, cangrejo y langosta sí se ven, aunque en variedades que no me recuerdan para nada a lo que se ve en cualquier pescadería en nuestro país. Lo que daría yo a veces por unos boquerones fritos…

11) Las esponjas. Cada vez que voy a España hago acopio de esponjas de baño. Sí, de las normales tipo vegetal que son de colores. No he averiguado la extraña razón por la que no las comercializan aquí, porque sólo hay de esas como de redecilla y una especie de cepillos de mango largo para la ducha.

12) El transporte público. Salvo en ciudades como Nueva York o San Francisco, no existe. Y aquí en Texas ni siquiera hay un tren que conecte varias ciudades. Las opciones son el coche o el avión. Punto.

13) No tener que calcular propinas. Al final te acostumbras, pero a los españoles en general nos fastidia un poco tener que andar calculando el 15% del total de la cuenta cada vez que vamos a un restaurante…

14) La tele en abierto. En general, puede decirse que sin contratar un proveedor de televisión por cable, es prácticamente imposible ver la televisión. Eso quiere decir que a las facturas de luz, agua y gas, normalmente hay que añadir, como mínimo, otros 90 o 100 dólares de televisión (80 o 90 euros).

15) Salir de cañas y las tapas, o el acto social en sí de quedar con amigos en torno a una cerveza o una copita de vino y tapear. Aquí es difícil el “y lo que surja”, pues aunque puedes quedar a tomar algo después del trabajo, no es la misma actitud. Y según donde vayas, lo que empezó siendo unas cervezas y unos “appetizers” (algo así como un “aperitivo”, aunque salvando las distancias) al final acaba convirtiéndose en una cena en forma que te cuesta casi tanto como una “pata” de jamón ibérico…

 

Foto: Spainguides.com