jueves, 28 de marzo

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Haciendo las américas

Chispas

por Lola Romero (Houston)

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No hay día que hable con alguien de España y no me pregunte por Trump. Da igual si es mi madre o una de mis amigas quien quiere saber “cómo está la cosa”, y yo, como decía la canción, yo ya no sé qué contestar.

Por un lado, no noto ninguna diferencia. Mi trabajo no ha cambiado, la cesta de la compra me sigue costando lo mismo, nuestra visa (o permiso para residir y trabajar aquí) sigue estando vigente… y todavía está prohibido traer jamón en la maleta.

Sin embargo, por otro lado, el ambiente está “raro”. Tengo la sensación de que hay cierta tensión que no acaba de aliviarse, que sólo falta una chispa para que haya un cortocircuito y un apagón. O una gota que colme el vaso, y que como un efecto mariposa, el derrame provoque un tsunami. Es difícil de explicar, pero se puede observar, por ejemplo, cuando alguien está contando públicamente que participó en las protestas en el aeropuerto de Houston el día que se conoció el veto de Trump a los inmigrantes de ciertos países. En general, este no es un país muy dado a manifestaciones y protestas, y menos el estado de Texas, y que ahora se estén extendiendo y generalizando es algo que se sale de la norma.

Veo, o siento, también que todo se está polarizando entre quienes votaron y defienden a Trump y quienes repiten en redes sociales y conversaciones públicas y privadas que no es “su presidente”. No hay comunicación posible entre “bandos” y la desconfianza lleva semanas instalada en los hogares americanos. Noto que la gente empieza a medir sus palabras, y las de los otros, y que se afilan las contestaciones por si la cosa se tuerce (un poco más). Hace días que a la hija de unos amigos españoles le dijeron un par de compañeros del colegio “que se tendría que ir a su país” ahora que gobernaba Trump. Y aunque la pobre explicó que España estaba en Europa, siguieron pensando que era mexicana, y que por tanto, la iban a echar de aquí. Cuando los niños de esas edades hablan de estos temas, está claro que reproducen lo que escuchan en casa…

No sé si como reflejo de lo que está pasando entre los estadounidenses, o precisamente como causa de esa polarización (¿qué fue antes, el huevo o la gallina?), los medios de comunicación americanos están tomando parte. La mayoría suele analizar los hechos y ofrecer un enfoque no demasiado favorable a las actuaciones del nuevo presidente, como le encanta quejarse al señor Trump y todo su séquito de nuevos cargos, aunque vistas y oídas algunas cosas, como los “hechos alternativos” que presentó el equipo de prensa de la Casa Blanca, creo que yo también, como periodista, pondría en tela de juicio y contrastaría mucho lo que sale de ahí. Otra cosa son las noticias sobre las colecciones de moda de Ivanka Trump rechazadas por la cadena Nordstrom, o las “denuncias” por la fastuosidad de la segunda residencia de la familia, ya que empieza a mezclarse todo, y al final, se está perdiendo perspectiva. Y esto también es raro verlo en Estados Unidos, donde la figura del presidente y su familia, y su vida privada, siempre ha sido respetada escrupulosamente.

Creo que, al final, todo esto es una prolongación de la sensación de incertidumbre que se apoderó de muchos americanos tras las elecciones, y que no acaba de resolverse. Pero es verdad que es pronto, que sólo ha pasado un mes desde la investidura, y que esa chispa que yo decía antes, puede que no llegue a saltar porque se rebaje la tensión.

Pero mientras nosotros, como les digo a mis padres y a mis amigas de España, estamos y vivimos igual que antes. O sea, bien. Y, al fin y al cabo, eso es lo que a ellos les interesa…