viernes, 29 de marzo

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Haciendo las américas

Nazarenos

por Lola Romero (Houston)

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Los campos de Texas ya han empezado a ver las primeras "bluebonnets", unas florecillas entre azules y moradas que a mí me recuerdan bastante a los "nazarenos" que también en primavera florecen por los campos manchegos. Al menos de lejos se parecen...

Así que estos días, en muchas carreteras de nuestra zona, se ven cantidad de coches en los arcenes de la gente que ha parado a hacerse fotos con las flores. Y es que resulta que la “bluebonnet” es una especie reconocida oficialmente por la legislación texana como "la flor estatal de Texas", y aunque al parecer, no existe realmente una ley que prohíba coger las flores, está muy mal visto. Por eso la gente se mueve a los campos donde florecen las “bluebonnets” para hacerse las sesiones de fotos “primaverales” (ya os contaré otro día lo de las fotos y la continua exposición en las redes sociales). Y por eso, estos días, hasta el Departamento de Transporte de Texas tiene que emitir avisos especiales de tráfico pidiendo precaución por la cantidad de coches que se ven en las cunetas, aparcados mientras la familia de turno es inmortalizada por un profesional o, simplemente, mientras el conductor que pasaba por allí se para a hacerse un “selfie”.

Pero me estoy yendo por las flores, y yo quería en realidad hablar de los colores de esta primavera que me están recordando a la Semana Santa.

Y es que por tercer año consecutivo, me quedo sin procesiones. Aunque en esta ocasión las cambio por el Capitolio, el monumento a Lincoln, o la Casa Blanca (¡Washington!), la cuestión es que esos colores de las bluebonnets, se me asemejan estos días a las flores de nazareno que decía al principio, pero también, ¡por supuesto!, a los nazarenos de capirote y cirio en la mano. Y si encima se mezclan en los campos silvestres con amapolas chiquitinas, que aquí son de un rojo casi granate, pues ya tengo casi la procesión montada…

El domingo pasado también comimos ya torrijas, cortesía de mi marido. Y no sé que pasa en la oficina últimamente que a mucha gente le ha dado por ponerse unos polos corporativos que no pueden ser más morados. Y con las letras en amarillo… Así que, a veces, me parece que veo túnicas de nazarenos, de las que visten los cofrades el Viernes Santo por la mañana en mi pueblo. De paso, también me acuerdo de mi madre y de la manía que le tiene a ese color, y me he sorprendido a mí misma más de un día pensando: “¡Madre mía, qué morado más morado, parece un nazareno!”, que es lo que suele decir ella.

Lo que quiero decir es que, aunque sea por asociación, algo de la Semana Santa estoy viviendo… Y cuando por aquí me dicen que qué pena, que este año mi hijo no va a estar para la “Egg hunt”, esa búsqueda de huevos de Pascua típica de estas tierras, yo pienso que me da bastante igual... Tres años sin procesiones no son suficientes para dejar de asociar estas fechas con una torrija o el sonido de una corneta, con los “pasos” de Cuenca o Infantes o con las canciones de los oficios del Viernes Santo. Por mucho que me guste el chocolate de los huevos de Pascua…

Disfrutad estos días a los que os gusten las procesiones y descansad los que prefiráis la playa. Pero bebeos una copita de mistela a mi salud… que eso sí que es prácticamente imposible encontrarlo aquí.

 

Foto: en www.houstonpress.com