martes, 30 de abril

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Estreno en Royal City

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Star wars: Los últimos jedi ()

Director: Rian Johnson

Intérpretes: Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Óscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro, Laura Dern, Gwendoline Christie, Kelly Marie Tran, Lupita Nyong'o, Anthony Daniels, Andy Serkis, Warwick Davis

Sinopsis: La saga de Skywalker continúa mientras los héroes de 'El despertar de la fuerza' se unen a las leyendas galácticas en una aventura épica que desbloqueará viejos misterios de la Fuerza y ​​sorprendentes revelaciones del pasado. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Para ponerles en antecedentes, me confieso fan de esta saga galáctica, pero no de los apasionados o irredentos. Sin duda, la primera entrega de esta extensa sinfonía fantasiosa marcó mi adolescencia, pero tampoco fue la película ni la franquicia que más lo hicieron. Situaría por delante la de EL PADRINO pese a la precocidad de la edad con la que la vi. A sus dos primeras partes me refiero claro, pues la tercera llegaría casi veinte años después (como el título de la novela de Alejandro Dumas, todo un especialista pionero en la prolongación de las aventuras y desventuras de sus héroes).

Este octavo capítulo, segundo de la tercera trilogía si me atengo al actual reseteo que viene produciéndose desde hace tres años, completa la transición generacional sugerida por J. J. Abrams en EL DESPERTAR DE LA FUERZA, la directa antecesora con la que se ha vuelto a reflotar y dar continuidad a todo aquél gigantesco tinglado surgido sobrepasado el meridiano de la década de los 70.

Y qué difícil se nos viene a decir que vuelve a resultar despegarse del pasado, de tan poderoso pasado debo precisar, pues todavía están impresos en sus costurones ecos, situaciones, momentos, atmósferas, estructuras narrativas (esas acciones paralelas) que nos remiten a los títulos que conformaran inicialmente esta propuesta a caballo entre la tradición y la renovación.

Me parece inteligente y atrevida la escritura y dirección de Rian Johnson (LOOPER, BRICK), el empeño que pone en dotarla de un esqueleto propio aunque la sombra de la fuente inicial continúe resultando de lo más alargada, aunque esa regeneración se siga viendo condicionada por ese inevitable regreso a lo dejado atrás. Pero sí se puede intuir claramente un discurso político subversivo y revolucionario, un intentar beguin the beguine.

A propósito de esta última parrafada es reveladora esa reflexión proclamada por la verdadera estrella de la función junto con Rey, el maléfico Kylo Ren, en la que señala que es ya el momento de que se deje morir lo viejo. Toda una declaración de principios. Así como lo es la destrucción de esa máscara que lo implicaba con un individuo, una influencia, con una apariencia que también quiere dejar atrás, la que suponía santo y seña de su abuelo Darth Vader. Remonta Adam Driver un personaje que en la primera entrega me resultaba precisamente demasiado deudor de su antecesor y por tanto no me había acabado de convencer del todo. Y miren que tengo claro que estoy hablando de un talentazo de actor

Lo que sí tengo claro es que su relación/tensión con la sucesora de los jedi del título es uno de los puntos fuertes de la función. También que alguna ligera poda en la parte central, en  la más mística, no le hubiera venido mal al ritmo y al desarrollo de la historia.

El otro personaje que emerge con fuerza es el de Luke Skywalker, vuelto a encarnar por un Mark Hamill tal vez más recio, consistente y carismático que nunca, más que en sus años mozos pues como dijo aquél, la veteranía es un grado. Lo de Carrie Fisher, que está perfecta en la que constituiría a la postre su última interpretación, es otra cosa (obviaré un momento tontorrón relacionado con ingravidez espacial), es algo asociado definitivamente con la leyenda, con la mítica, con la postrer despedida. Es la legítima nostalgia trasladada a quienes hemos seguido fielmente esta historia desde hace cuatro décadas.

El resto de personajes, a excepción de Laura Dern como la vicealmirante Amilyn Holdo, parecen perder gas o mostrar su carácter más laxo o plano. Estoy pensando en John Boyega (Finn), en ese Oscar Isaac (Poe Dameron) incapaz de hacer sombra a lo que supuso en su momento Han Solo o a ese Benicio del Toro que no acaba de cincelar a ese estafador individuo con el que le toca bregar.

Tampoco la oscura Primera Orden me resulta tan amenazadora y siniestra como el añorado Imperio.

Y claro, pueden pensar que la crítica no se corresponde con la calificación otorgada (un 4, de bastante buena), pues parece que todo son peros. Ni mucho menos quisiera trasladar esa impresión. Me he ido a los “reproches” para resaltar lo que importa, sus virtudes. Son muchas, y ninguna proveniente aunque tome algunos elementos prestados de EL IMPERIO CONTRAATACA, que me encanta pero que no es la que más me gusta de la serie, reconocimiento que para quien esto escribe corresponde a la jovial y fiestera EL RETORNO DEL JEDI,

Una de ellas son sus batallas y –de nuevo- duelos láser, rodado todo ello con la justa medida de tiempo pese al alargado metraje final. Tienen la duración adecuada y el sentido épico requerido, algo de lo que deberían tomar nota muchos “blockbusters” marvelianos (insisto: no es una cuestión de metraje sino de medida).

Otro punto fuerte es ese debate moral, ético, existencial entre Kylo Ren y Rey. O ese guiño cómplice por parte de Luke con un antiguo y entrañable compañero de orden y correrías (y no daré más pistas, no es cuestión chafarles nada).

También me hacen gracia esos minúsculos muñequitos porgs o los perros rociados de cristal. O el planeta Ahch-To en el que se ha refugiado ese supuestamente último jedi. Y el aroma artúrico que desprenden algunos pasajes.

Tengo igualmente claro en cualquier caso que el universo técnico y visual, al que se continúa siendo fiel en espíritu, resulta suntuoso, deslumbrante en lo que a su parafernalia se refiere.

Entretiene con creces, en especial a alguien como yo, que ha sido fiel seguidor de todo esto. Tal vez el que aquí se incorpore por primera vez a este imaginario se sentirá –comprensiblemente-  un poco perdido. Pero doy por descontado que los veteranos que la contemplen saben perfectamente a qué atenerse, y no creo que se sientan completamente decepcionados. Puede por tanto que seamos muchos los que no nos sintamos ni mucho menos defraudados, aunque en mi caso mi entusiasmo, al igual que el humor aquí empleado, se muestre un pelín atenuado.

Que la Fuerza acompañe a J. J. Abrams para poner colofón a esta causa, religión, gran operación mercantilista o como prefieran denominarla, en torno al eterno antagonismo bien y mal, luz y oscuridad.

José Luis Vázquez