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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Lunes, 23 de abril

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Foto: Claudia Cardinale y Jacques Perrin en La chica con la maleta/La ragazza con la valiglia

-Cuarto estreno del fin de semana, de nuevo una producción de animación, EL PRÍNCIPE ENCANTADOR (CHARMING):

Es la mejor producción animada que veo desde COCO –sin desdeñar FERDINAND, que no está nada mal, pero se encuentra un escalón por debajo-, todas ellas estadounidenses.

La publicidad se encarga de resaltar que es de los productores de SHREK, en concreto de John H. Williams, y algo de su espíritu, sin llegar a su genialidad, inunda la pantalla.

Es guasona, tiene un imaginativo y saludablemente irónico sentido del humor, atractivos números musicales (el de esa especie de adivinadora es de gran calidad, con la voz de Sia en su origen) y buen rollito. Alguno ha apuntado que utiliza la actual corrección política (aquí es la chica la que besa al príncipe, la que tiene un carácter más fuerte e independiente) para acabar mostrando el conservadurismo de siempre. Sería matizable, pero en cualquier caso da igual, no reduce el alcance de su valía. Aunque dado que mis colegas no suelen prestar atención a este tipo de producciones y no son publicitadas salvo las de grandes “majors”, es posible que pase bastante desapercibida.

Trata sobre un personaje habitualmente retratado con celeridad en los cuentos de hadas, el Príncipe Encantador. Disney está preparando un proyecto con personajes reales que lo tendría como protagonista. En una de sus últimas salidas a escenas fue encarnado por Richard Madden en la reivindicable y muy apreciable INTO THE WOODS. Fue un fracaso crítico y de taquilla, supongo que por sus tonalidades oscuras.

Aquí lo tenemos como al mismo sujeto que ha encandilado a tres referentes de este tipo de historias, a Cenicienta, la Bella Durmiente y Blancanieves. Contempladas las tres como una especie de pijas de Beverly Hills. Por un sortilegio lanzado por una despechada ex novia de su padre, posee la facultad de seducir a todas, pero ninguna le acaba de encandilar, de arrebatar su corazón. Y está a punto de expirar el plazo para que deje al reino completamente desolado en lo que cuestiones amorosas se refiere.

Esta premisa sirve para cuestionar, darle la vuelta a los tópicos y convencionalismos de los cuentos de hadas. Convenientemente actualizados, de ahí ese poderoso personaje femenino de Lenore, una intrépida ladrona.

Maldiciones, enredos, la lógica fantasía desbordante de este tipo de propuestas y amor verdadero se entremezclan argumentalmente para crea un brebaje de lo más tonificante.

Si alguna vez la escuchan en versión original se podrán encontrar con las voces de actores tan notables como John Cleese, Wilmer Valderrama o Nia Vardalos, y profesionales de la música como Demi Lovato o el DJ Steve Aoki.

Dirige y escribe Ross Venokur, firmante igualmente de otra propuesta curiosa, pero de menor enjundia, GET SQUIRRELY.

-Un enorme y un tanto olvidado clásico italiano, constituye mi propuesta de este lunes en el Deicy, LA CHICA CON LA MALETA (LA RAGAZZA CON LA VALIGLIA):

La actriz Claudia Cardinale tenía 22 años cuando protagonizó en 1960 esta obra maestra sin posible discusión. Tan jovencita todavía ya había descollado en el cine italiano con el extraordinario policiaco UN MALDITO EMBROLLO de Pietro Germi y con el poderoso, intenso drama viscontiniano ROCCO Y SUS HERMANOS. En los dos años siguientes protagonizaría otras maravillas como CARTOUCHE, EL BELLO ANTONIO y EL GATOPARDO. Un comienzo de carrera muy difícil de superar. Pero si hubiera que asociar a la tunecina de nacimiento con un solo papel, sería sin duda con la chica abandonada que aquí representa.

El parisino Jacques Perrin tenía 19 primaveras cuando encarnó con tacto y delicadeza al adolescente de 16 Lorenzo.

El grandísimo director y guionista italiano Valerio Zurlini ya se había estrenado con dos trabajos muy interesantes, (LE REGAZZE DI SAN FREDIANO y VERANO VIOLENTO/ESTATE VIOLENTA, en especial este, preámbulo bastante conectado con el que aquí comento), aunque hoy en día desconocidos para las nuevas generaciones, aun las más ilustradas.

Al año siguiente de LA RAGAZZA CON LA VALIGLIA, o sea, LA CHICA CON LA MALETA, firma su otra obra maestra indiscutible junto a ésta, la impresionante CRÓNICA FAMILIAR. No filmaría muchas más, su filmografía es más bien exigua (8 o 9 títulos), destacando las dos últimas que pondría broche de oro a su trayectoria tras las cámaras, LA PRIMERA NOCHE DE LA QUIETUD y EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS.

Ellos tres –hay muchos más, claro, pero en otra onda-, junto a un indispensable y preciso guión del propio cineasta en colaboración con varios amigos profesionales, son los principales mimbres en los que se sustenta este caudal inagotable de emociones, tan vigente hoy como los hace casi sesenta años que se estrenó. Por cierto, en España sufriría serias amputaciones por parte de la censura franquista, principalmente en lo referido a la relación entre la chica y Lorenzo, que resultaba más explícita, o el hecho de que ella fuera madre soltera.

Zurlini, no se olvide, pertenecía a la generación de cineastas transalpinos todavía marcados por los estertores del fundamental movimiento neorrealista. En esa categoría, o como prefieran denominar, figurarían también Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti o Michelagelo Antonioni.

La enorme sensibilidad vuelta a desplegar, esa melancolía que era tan marca de fábrica suya, la tristeza también, el descubrimiento del amor, la desolación y el desgarro que éste provoca, esa manera tan exquisita de mostrar el aprendizaje en la vida, son valores, méritos, capacidades muy a tener aquí en cuenta.

Lo es igualmente esa particular forma de reflejar en una playa una luz que muestra la aspereza o incomodidad de la situación principal expuesta, el ocaso y la luminosidad resulta también reveladora de su estilo. Cierto, que, para esta secuencia concreta, y para el resto de la película claro, contó con la inestimable ayuda del gran fotógrafo Tino Santoni, que recreó un blanco y negro espléndido.

Pero LA CHICA CON LA MALETA no es solo lo más obvio, una sensible historia de amores y desamores, de primeros deslumbramientos o despechos, de seducción o de amor sincero, sino una emotiva y dramática crónica que no descuida el realismo crítico, o la crítica social si prefieren mejor esta denominación. Esto último es evidente en ese contraste de la protagonista con la alta burguesía que contemplamos de fondo. O en esa radiografía de un ambiente rural arcaico, en contraposición a esa más abierta de miras, lo cual no supone menos “mezquina” y egoísta, nueva clase social o vital que emerge junto a la costa, verdadero “boom” de la sociedad italiana de la época.

Para las antologías esa bajada de escaleras de Cardinale/Aida al inmejorable ritmo de la CELESTE AIDA de Giuseppe Verdi. Otra que me parece sensacional es aquella en que ella se deja seducir por un chico borracho y la mirada reveladora, de lo más descriptiva, de su joven amado. En cualquier caso, nada tiene desperdicio en esta obra de intachables, elaborados, mimados encuadres.

Y, lo más importante, despliega ternura a espuertas, comprensión por las debilidades de los seres humana, rezuma vida.

Resulta maravilloso su último plano, salvando distancias y diferente tonalidad/intencionalidad comparable al de Alida Valli y Joseph Cotten en EL TERCER HOMBRE.

Si la hubiera firmado Bergman bien se podría haber titulado UN VERANO CON AIDA… con la divina, sensual y muy terrenal CLAUDIA.