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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Sábado, 17 de febrero

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Foto: Chadwick Boseman en Black Panther/Black Panther

-Veo el segundo y esperado estreno del fin de semana, BLACK PANTHER (BLACK PANTHER):

No era fácil encarar el reto de aunar en una (a)típica producción Marvel la habitual espectacularidad que suelen deparar los exponentes surgidos de la factoría entremezclada en esta ocasión con un compromiso y disertación temáticas de mucha mayor enjundia de lo que suele ser norma.

Ello no quiere decir que nos encontremos ante ningún tratado de amplia y profunda reflexión, pero sí con la suficiente sustancia y reclamación como para advertir que esta no es otra película más de la casa.

Sí lo es en cuanto a sus escenas de acción y a un vistoso diseño visual y escenográfico-digital (ese reino de Wakanda posee gran atractivo y entidad), pero ello es la carcasa que alberga un decidido y justo canto en pro la comunidad afroamericana. E incluso aloja también una plática política, al abogar por el compromiso que deberían tener los poderosos por ayudar a los más débiles.

Tal vez su más evidente inconveniente es que el protagonista, ese conciliador rey T´Challa (un sosito Chadwick Boseman), no tiene una plasmación demasiado poderosa en pantalla, ni tan siquiera llega a mostrar la chulería original esgrimida en el texto original creado por el guionista Stan Lee y el dibujante Jack Kirby. Hasta tal punto es así, que con suma facilidad es devorado argumental e interpretativamente por su antagonista –no desvelaré la relación familiar que les une- un rugiente y espléndido Michael B. Jordan en el rol de Erik Killmonger.

También los abundantes personajes femeninos con fuste acaban alcanzando mayor relevancia, cada uno de ellos con su propio estilo e identificación emocional, desde la delicadeza hasta la fiereza, pasando por el sentido del deber. Magníficas al respecto Lupita Nyong´o, Letitia Wright, Angela Bassett y Danai Gurira. Este apartado resulta irreprochable, y sirve para añadir a la reivindicación racial la femenina también.

Rocíese todo esto con unas adecuadas gotitas propias de cualquier título de la saga James Bond y hasta del imaginario shakesperiano, más un buen grupo de fornidas y expeditivas amazonas y unas solventes escenas de peleas y batallas, y tendrán un cóctel bastante consistente, concentrado, que no se deja ahogar por la fácil tentación de la dispersión o la superficialidad banal.

Ryan Coogler, director que ya había dado muestras de su heterogeneidad con sus dos primeros trabajos, el “indie” FRUITVALE STATION y el “comercial” con cierta personalidad CREED, LA LEYENDA DE ROCKY, demuestra estar capacitado para una empresa cinematográfica de estas características crematísticas, la segunda más cara de la historia figurando al timón un afroamericano, tras FAST & FURIOUS 8 de F. Gary Gray (otro muy buen director de cine entretenido, de acción, sin implicaciones metafísicas, súmese a Antoine Fuqua y tendrán un terceto de mucha calidad). Algo pues parece estar cambiando en Hollywoolandia.

Prácticamente –con alguna puntual excepción, un buen Martin Freeman- todo su reparto está compuesto por actores negros, lo cual le otorga un carácter especial, histórico incluso, a esta primera aparición estelar en la gran pantalla de un súper héroe de esta raza. Pero no busquen condescendencia, pues la empresa obtiene sus galones por propios méritos y no por una siempre molesta condescendencia ética o moral. Es el mayor elogio para quienes tantas veces se han sentido con toda razón discriminados. Lo cual no invalida esa metáfora que subyace en todo momento sobre la propia identidad y la evolución de la comunidad representada.