viernes, 26 de abril

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Barricada Cultural

 

Let it snow!

por Fernando Aceytón Sorrentini

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Otro fin de semana de frío, hielo y nieve. Nihil novum sub sole. Estamos en invierno, señores. Después de la juerga del pasado fin de semana, con unos tres mil vehículos atrapados en plena autopista de peaje, ayer pude ver imágenes de tipos que utilizan el coche para acceder al puerto de Navacerrada (Madrid) en pleno temporal. Y no eran dos o tres gatos, había atasco. Como siempre, la Guardia Civil trabajando en las peores condiciones para evitar el acceso a la ratonera y de paso salvar de sí mismos a tal cantidad de necios (stultorum infinitus est numerus). España no es Finlandia (eso es evidente) pero de cuando en cuando nieva, e indefectiblemente siempre pasa lo mismo: gente atrapada en las carreteras. Y el resultado no sólo es imputable al gobierno de turno (piove, porco governo), sino a la imprevisión general de los hispanos. Me imagino que la DGT y el Ministerio del Interior tienen lo suyo (no hay más que ver y oír al Director General para salir huyendo) y que la concesionaria Iberpistas va a lo suyo, que es cobrar peajes y escaquearse, pero no puede negarse que se había avisado de lo que se avecinaba, y aun así el paisanaje se lanzó a la carretera con inusitada alegría: por no llevar, ni agua, oigan. Es lo que tiene lo que los anglosajones llaman Act of God, las catástrofes naturales; que son de paternidad diversa, incluida la nuestra (un amigo muy cercano pretendió salir de una conocida urbanización de San Rafael en Segovia en plena nevada el sábado 6 y sólo consiguió patinar a la puerta de la casa), pero nosotros nos empeñamos en disparar primero y apuntar después. Así nos va.

Y hablando de estultos; mucho se comenta estos días acerca de la pretensión absurda del demediado Puigdemont para gobernar a distancia o de forma vicaria a través de un mejillón su pequeño mundo, centrando de esa manera el debate en aspectos colaterales y contingentes, en la clásica disquisición acerca de si son galgos o podencos, pero sin abrir el melón de la cuestión mollar: ¿por qué ha de gobernar Cataluña un paleto independentista? ¿Quién ha ganado las elecciones? ¿Dónde está Ciudadanos? ¿Dónde está el PSC? ¿Existe algún plan B, C o D? ¿Para esto tanto ruido? No tenemos solución.

Y lo mismo que “contra el mal la Hormiga Atómica”, tal y como rezaba el eslogan de la famosa serie de dibujos animados, contra la estulticia, la lectura. Ahí van unos cuantos títulos que destacan esta semana:

- El legado de los espías. La vuelta de John Le Carré, el maestro de las novelas de espionaje y su mundo oscuro en lo que nada es lo que parece.

- Entre ellos. Richard Ford recuerda a sus padres en una conmovedora y sencilla historia que hará disfrutar a los lectores más sensibles.

- Mis rincones oscuros. Inmensa, seca, contundente, descarnada. Una obra maestra de James Ellroy, el aclamado autor de L.A. Confidential. Novela policíaca de primerísimo nivel.

- Semilla de la bruja. La tempestad de Shakespeare revisitada por Margaret Atwood, la gran dama siempre incluida en las quinielas del Nobel.

Y un par de discos: Cipriano de Rore: Portrait of the artist as a starved dog, de Graindelavoix. Todo un hallazgo. Alucinante disco del ensemble de Amberes (Bélgica) célebre por sus interpretaciones heterodoxas de polifonía flamenca (no se rían por favor). El tal Cipriano era un compositor de madrigales. El por qué se le retrata como un perro hambriento sigue constituyendo un enigma para mí, pero hay una corneta que suena como un saxo.

Para quien esta hoja emborrona, y pidiendo perdón de antemano, la “más grande” no has sido la Jurado, sino Mina, y por eso saludo con las orejas la publicación de la antología que reúne de los dos discos grabados con el grandísimo Celentano (Mina Celentano en 1998 y Le migliori en 2016) y alguno de sus éxitos en solitario: Tutte le migliori. ¡Quanta belleza!

Y si vienen Uds. a Madrid, no dejen de acudir al teatro María Guerrero para disfrutar de Voltaire-Rousseau. La disputa con Josep María Flotats, que dirige la obra, y Pere Ponce frente a frente.

Aprovechen la estancia asimismo para acudir a reconfortar el cuerpo y el espíritu con un consomé de Lhardy, ese clásico abierto en 1839 que no pasa de moda. Se lo sirven Uds. directamente de un gran samovar de plata y está elaborado con gallina, caldo de jamón, terneras y verduras, y pueden añadir un chorrito de vino de Jerez. Pueden acompañarlo con unas barquitas de ensaladilla o de riñones que quitan el hipo o con un curioso y rico sándwich de lechuga. ¡Bon appetit!

Sigan con salud.

 

Foto: elcomercio.es