La iatrogenia o acto médico dañino es un acto médico que pese a que se ha realizado debidamente no ha causado la recuperación del paciente, bien por ser una enfermedad terminal o incurable, bien por las características del paciente. La iatrogenia no genera responsabilidad sobre el médico, todo se ha realizado correctamente.
A principios del siglo XX, la medicina era un campo muy abierto donde convivían a la vez médicos, osteópatas, curanderos, ayurvédicos y otros tantos profesionales dedicados a la curación, bien potenciando la salud, bien luchando contra la enfermedad. Por aquel entonces, en Estados Unidos se decidió unificar criterios, reducir el número de escuelas de salud o médicas y adoptar un método científico aplicado a las ciencias de la salud. Se encargó a Abraham Flexner la elaboración de un estudio que concluyó con el conocido Informe Flexner. Dicho informe centró la enseñanza de la medicina a través de Facultades, reducidas a la mitad sólo en Estados Unidos y Canadá (al igual que el número de estudiantes). Desde entonces la formación médica se adhiere estrechamente con el método científico y se basa completamente en la fisiología humana y la bioquímica. A partir de ese momento el médico se convierte en un semidiós que todo lo sabe y nadie puede replicar, sus conocimientos están por encima de cualquier otro ser humano y no sólo en cuestiones de salud, abarca cualquier campo del saber. En España a mediados del siglo pasado su poder social llega hasta límites casi divinos.
Al informe Flexner sólo ha sobrevivido en Estados Unidos la osteopatía, basada en el potencial del cuerpo para la autocuración ayudando a su potencial por medio de masajes y movimiento de los huesos, articulaciones, músculos y demás tejidos. Bien es cierto que es admitida porque aceptan el método científico de diagnosis y tratamiento que impera actualmente en norteamérica.
Volviendo a la iatrogenia, una vez expuesto cómo se originó el sistema médico actual en el llamado primer mundo, abanderado por Estados Unidos y exportado posteriormente a Europa, podemos entender por qué tenemos el sistema médico que tenemos, basado en la bioquímica. Si somos química, cualquier alteración del cuerpo podrá ser solucionada con bioquímica, pero si alteramos bioquímicamente el cuerpo, estamos impidiendo el poder de autocuración del propio cuerpo y por tanto, a la vez curamos y enfermamos, por eso la iatrogenia es la tercera causa de muerte en Estados Unidos, los medicamentos curan pero a la vez, matan.
El paciente crónico, por ejemplo, ha pasado de ser un paciente a ser un cliente. Cliente para uno de los sectores principales de la industria, el sector farmacéutico que junto al armamentístico, al alimentario y al químico, manejan el mundo capitalista.
Difícil batalla la que supone renunciar al consumo ya desmesurado de medicamentos y sustituirlo por el fortalecimiento del propio sistema inmune, por confiar en la autocuración del propio cuerpo, por alimentarnos de productos no contaminados ni alterados químicamente que nos están enfermando y no sólo porque supondría un derrumbe económico a escala mundial sino porque, egoistamente, es más cómodo tomar una pastillita que tratar de manera holística el cuerpo y el ser íntegro. No somos seres potencialmente sanos, sino clientes potenciales de las farmacias.
Foto: cuidadosprimarios.com