viernes, 29 de marzo

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Barricada Cultural

 

Hacienda somos todos

por L. Mariano Carmona Rodríguez

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Gran slogan para concienciar a la ciudadanía de la importancia que tiene el que todos actuemos en la legalidad tributaria, a mí me caló en su momento. Pero lo cierto que últimamente, a raíz de la amnistía fiscal, tengo cierta recochura, que diría un solanero, con la Agencia. La abogada en el Caso Noos ha colaborado intensamente para distanciarme del slogan y desconfiar del buen hacer de dicho Organismo Recaudador. Imagino que más de uno se habrá indignado al menos algo por la forma como se está llevando dicho caso, y sólo me refiero al aspecto tributario. Una cosa ha quedado clara, no todos somos Hacienda.

Pero al igual que no todos lo somos, en el lado del contribuyente, tampoco lo son los funcionarios, trabajadores, mandos intermedios y demás personal al servicio de la Agencia. Recientemente he tenido una experiencia con el Departamento de Gestión Tributaria de Ciudad Real que me ha devuelto la confianza en el Organismo, en las personas y en el buen funcionario público al servicio del ciudadano y no al revés, el ciudadano al servicio de lo público. Un caso complejo el mío, donde el interés, la buena práctica, la comprensión, el conocimiento, la atención, la empatía, la eficiencia y la justicia puestas a disposición del trabajo bien hecho, ha servido para otorgar mi más alto reconocimiento a las personas que allí trabajan.

Todo eso sin ser enchufado, sin puertas traseras o giratorias, sin amiguismos, sin chantajes, sin favores, sólo la atención y la eficacia de la persona que me escuchó, que me comprendió y que ha buscado por doquier la solución más justa a mi situación.

Yo, también funcionario, a veces entiendo cómo se puede sentir una persona que está recibiendo un maltrato institucional, personas que acuden a la administración con demandas, solicitudes, recursos, amparos o cualquier otra petición. Cómo algunos, pocos quiero pensar, compañeros funcionarios no son capaces de escuchar, de atender, de comprender al ciudadano que quiere ayuda, explicaciones, calidez del que se sitúa en un lugar superior (más con la que está cayendo laboralmente hablando) por el mero hecho de ser trabajador público.

Es cierto que la administración, en la era tecnológica que estamos viviendo, se ha deshumanizado, el trato con el ciudadano ha disminuido y en determinados casos, ha desaparecido por completo. Máquinas frías instaladas a miles de kilómetros de distancia, hacen el trabajo. No sienten, no escuchan, no empatizan, sólo analizan datos y deciden sin saber apenas una millonésima parte del asunto en su totalidad. Maquinas que gobiernan el mundo, “Matrix, El origen”.

Pero la esperanza ha vuelto a mí, no todo está perdido, existen seres humanos (que por su escasez pueden ser catalogados de “angelitos”, cuando debería ser la norma habitual que aún trabajan para el ciudadano) que no están deshumanizados. Gracias Javier, gracias Rafa, sobre todo a ti, me descubro ante vosotros como personas y como trabajadores públicos.

 

Foto: elespanol.com